El invierno empieza - Marina Fernández Méndez desde Alemania

Al entrar en noviembre ha empezado de verdad el invierno. A las 4 se nos hace de noche y aunque en Asturias hace frio el de aquí es otro rollo!! Los planes también son cada vez más caseros, pues además de las temperaturas, los casos de coronavirus aquí están subiendo muchísimo y las medidas cada vez son más estrictas. Los bares cierran a las 8 y no hay pubs ni discotecas abiertas.

A pesar de lo anterior, por aquí no lo estamos llevando del todo mal. Los findes de semana a menudo quedamos en alguno de los pisos de los voluntarios para juntarnos y jugar a juegos de mesa, cenar juntos o hacer alguna fiestecilla entre nosotros.

 

Antes de que todo cerrase, algunos de nosotros habíamos empezado a ir a un rocódromo a escalar todos juntos. Justo cuando nos habíamos aficionado y decidimos empezar hacerlo más a menudo, todas los lugares que ocupaban actividades de ocio fueron cerrados debido a la situación con el covid, incluidos los gimnasios.

 

Finalmente, a pesar del tiempo, también aprovechamos para hacer alguna excursión a la naturaleza. Hay un grupo en Leipzig que organiza rutas de senderismo en zonas cercanas a la ciudad, y decidí apuntarme. Las excursiones molaban un montón y nos llevaron a lagos y bosques que de otra forma no habría conocido. La semana de después, avisé a unos amigos y fuimos juntos al mismo lago, pero esa vez decidimos que era buenísima idea bañarnos a pesar del agua helada y el invierno. La verdad que llevando mucha ropa de abrigo y caminando muy rápidamente hacia el tren, a los tres nos prestó muchísimo y nos lo pasamos genial.

 

Finalmente, aquí en Leipzig han cancelado el mercadillo de navidad, lo que es una pena porque era enorme y precioso, pero en Halle (una ciudad a 20 minutos) aún estaba permitido llevarlo a cabo y pudimos ir a visitarlo. Al menos nos hicimos una idea de cómo sería el de aquí.