16/04 - 23/04
Apenas una semana después de mi vuelta a Gijón desde la formación a Mollina ya me esperaba otro viaje. El pretexto fueron los días de vacaciones por Semana Santa y el destino, nuevamente, Barcelona. La decisión de volver a visitar la capital catalana no fue enteramente mía. De hecho - después de haberla visitada ya numerosas veces - ir a Barcelona no era mi primera elección. Si ahora tuviera que escoger un destino en España que aún me queda por ver elegiría Galicia. O quizás, iré a Portugal que no queda muy lejos.
La razón por la cual decidí volver a Barcelona fue que mis padres querían verla y decidimos aprovechar esto para encontrarnos allí. Muchos eventos se encajaron durante esta semana. El domingo de resurrección, 21 de abril, coincidía con el cumpleaños de mi padre, el 22 con su onomástica, y el 23 fue el día de Sant Jordi, patrono de Barcelona... así que casi cada día teníamos algo que celebrar.
Si soy honesto, las vacaciones no fueron totalmente un éxito. Empezaron mal, dado que ya a la llegada hubo el problema de que alguien en el mismo vuelo de mis padres se equivocó y cogió la maleta de mi padre en lugar de la suya. Afortunadamente, tratamos de contactarlo y la cosa se solucionó rápidamente. Luego, el apartamento donde nos alojamos, aunque tuviera una posición céntrica, a menos de 5 minutos de la rambla, no me pareció muy acogedor. Y, por fin, el último día de vacaciones, cerca de la Sagrada Familia le robaron la bolsa a mi madre.
A pesar de todos estos aspectos negativos, me ilusionó pasar unos días con mis padres y enseñarles algunos de mis lugares favoritos de la ciudad. Tuve también la ocasión de ver cosas nuevas para mí. Por ejemplo, visitamos la célebre casa Batlló, una de las obras arquitectónicas entre las más importantes que Gaudí realizó en Barcelona. Además, el lunes fuimos de excursión a Tarragona, a unos ochenta kilómetro00s al sur de Barcelona. La particularidad de esta ciudad es que conserva muchos testimonios de su origen romano. Hay un anfiteatro, una antigua muralla y una acueducto romano. Aunque el tiempo estuvo nublado, no encontramos lluvia y lo pasamos muy bien.
El día de Sant Jordi, como es notorio, hay la tradición de que los hombres regalen una rosa a las mujeres, y que estas regalen un libro a aquellos. De hecho, el 23 de abril, fecha en la cual murieron Shakespeare y Cervantes, es también el día mundial de la lectura. En la rambla hay escritores famosos que se ponen a firmar copias de sus libros, y las colas para obtener la anhelada firma son bastante largas.
Este abril viajero va terminando, y tengo ganas de quedarme un rato en Gijón y disfrutar de mi permanencia en esta ciudad. Me quedan solo poco más de 3 meses y ya veo la aventura yendo a terminar. Llegó la hora de aquietarme. ¡Hasta la próxima semana!