Este ha sido mi último mes como voluntaria. El servicio de voluntariado europeo llegó a su fin. Sentí montón de sentimientos diferentes por dentro desde la alegría por empezar una nueva etapa hasta un poco de tristeza por dejar atrás tantas cosas bonitas. Pero la verdad es que tenía ganas de terminar para empezar otros nuevos proyectos y aplicar todo lo que he aprendido durante este año en Alemania a mi vida.
Como regalo de despedida mis compañeros de trabajo del circo me ofrecieron ir con ellos a París a un festival internacional de circo. ¡Y cómo no iba a decir que no! Fuimos a París en un tren de alta velocidad, solo nos llevó dos horas y media llegar hasta allí y visitamos la torre Eiffel para después ir al festival de circo. Para ser sincera me hubiera gustado visitar más cosas de París y más interesantes que el trozo de hierro super turístico de la torre Eiffel, pero sabía que iba a ser así y el viaje era un regalo del circo así que ¡a caballo regalado no se le mira el diente! La parte no tan buena es que me mandaron sacar fotografías así que no iba del todo libre de trabajo.
¡Por otro lado el festival de circo fue increíble! Había artistas profesionales de muchísimos países y también había muchísimas escuelas de circo de Europa que habían ido a ver el espectáculo. Y este último duró nada más y nada menos que ocho horas con un descanso de por el medio, por supuesto. Hubo espectáculos de todas las disciplinas de circo y también se podía visitar una exposición de fotografías de circo y sobre la historia del festival. Me encantó el ambiente que se respiraba en aquel lugar y poder oír idiomas de todo el mundo. Fue una experiencia única, aunque también agotadora porque llegamos al hostel a la una de la mañana. Al día siguiente hicimos un tour de arte callejero por una zona poco turística de París y después ya nos volvimos a Alemania. Fue algo agotador sobre todo porque yo no soy mucho de viajar en grupo y me gusta ir a mi aire, pero estuvo genial. También siento que no vi casi nada de París, pero respiré el aire bohemio de la ciudad y eso es más que suficiente. ¡Sé que volveré!
Aparte de eso mi último mes lo dediqué a Karlsruhe muchísimo. En mi piso hicimos una fiesta de despedida con equipo de música profesional para pinchar música. También me fui a visitar el último pueblo de la Selva Negra que quería visitar y sorpresa ¡coincidió con el carnaval! por lo que el pueblo estaba muy pintorescamente adornado.
Con todo siento que mi año aquí ha sido una gran experiencia increíble en todos los sentidos. Lleno de todos los sentimientos posibles, alegrías y tristezas, donde he conocido gente maravillosa de todas las partes del mundo que me ha abierto la mente enormemente, donde he cumplido muchos de mis sueños, me he introducido en un idioma tan expresivo e interesante como el alemán, he aprendido muchísimo y que me ha brindado la oportunidad de conocer un país tan maravilloso, especial y místico como Alemania. Un país que siempre estará en mi corazón como todas las maravillosas personas y experiencias que he tenido ahí. ¡Gracias!
Aud wiedersehen Deutschland!