Aun así hice algunas cositas: el miércoles, que fue probablemente el último día de verano (¡26 grados!), aproveché el tiempo para ir al jardín botánico, que todavía no lo había visitado. Es muy grande y cuenta con una gran variedad de plantas, pero la verdad es que esperaba que iba a ser más bonito. Es muy verde así que te sientes como si paseases por un bosque. Es un sitio genial para alguien a quien le gusta descubrir plantas diferentes.
El viernes fui a Candás para pasar el día con mi novio y su familia y también para ver las charangas, que forman parte de las fiestas del pueblo. Ya las había visto el año pasado pero cada año es diferente: los habitantes del pueblo preparan un mini espectáculo en grupos y los ganadores reciben un premio de dinero. Siempre me sorprende la calidad de los disfraces, que parecen muy profesionales. Otra cosa es el espectáculo, jaja. En la mayoría de los casos es un caos con música, pero por esta razón es muy divertido verlo. Este año los participantes han preparado charangas sobre Egipto, Colón y sus aventuras, Juego de Tronos (¡tenían un dragón gigante y un trono de hierro!), circo, la holi party, Imperio Romano... ¡Increíble!
El sábado Pablo y yo lo dedicamos a asistir a un curso con el título "Más allá de los deberes: aprender a aprender", que fue organizado por el ayuntamiento de Gijón y era completamente gratis. El curso fue sobre cómo ayudar a los niños y jóvenes para que tengan suerte en sus estudios y cómo motivarles. Duró 8 horas y, por desgracia, fue bastante aburrido y poco innovador. Aprendimos pocas cosas que todavía no sabíamos, pero lo bueno es que vamos a recibir el certificado del curso, que igual va a ser útil en el futuro.
El domingo mi resfriado ya me atacó con toda su fuerza, así que pasé el día en la cama tomando tés y medicación. Espero mejorarme pronto, ¡no tengo tiempo para estar enferma!
Un abrazo,
Agne