Europa

Muchas cosas han pasado durante las semanas pasadas, y es muy raro que ya estamos en junio. Después de la semana pasada y de estar enfermo, esta semana sólo disfruté de estar sano e hice las cosas diarias como siempre.

Durante estos días he tratado de sobrevivir al mal tiempo. Cuesta bastante aguantar el frío y la lluvia pensando que estamos en Junio y viendo a diario fotos en las redes sociales de amigos en Italia disfrutando de la playa y del sol. En cambio, yo estoy obligado a salir de casa en sudadera y chaqueta.

Por una razón desconocida esta semana me desperté el lunes y tenía 39 grados de fiebre. Os juro, no me había sentido tan malo desde hace mucho tiempo, tampoco durante los primeros meses en España cuando estuve enfermo (o al menos así me sentía).

Durante ese periodo lo que ha sido más fuera de lo ordinario fue mi viaje a Santiago de Compostela durante el fin de semana. 

Después del duro invierno que hemos pasado aquí a -15º grados, ahora toca la primavera (POR FIN) Ahora que ya puedo salir a la calle sin 15 capas de abrigos y bufandas, se está bien y se puede empezar a viajar otra vez. Estos meses he estado muy ocupada entre viaje y viaje, por lo que no he parado.    

Me llamo Paula y actualmente estoy llevando a cabo mi proyecto en los Paises Bajos, en la ciudad de Den Bosch. Mis razones y motivaciones para embarcarme en este proyecto de voluntariado europeo son variadas, pero principalmente se deben a un deseo de experimentar nuevas culturas.

Es lunes. Mi alarma suena y son las 4:45 por la mañana. Todavía siento que mi cuerpo no se despertó, no he dormido mucho la verdad. Me levanto, me visto y pongo mis cosas en la mochila. En la nevera tengo los sándwiches que hice ayer. ¿Recordé tomar mi cepillo de dientes?

Esta semana ya empecé a tener sentimientos mezclados: el viaje que había planeado hace ya 4 meses va a pasar pronto y voy a Londres y Finlandia. Me estaba poniendo más nervioso pero también emocionado.

El pasado nueve de Mayo, todos los voluntarios de mi organización coordinadora y también voluntarios de otra entidad de Leipzig, nos reunimos en un evento público para celebrar el Día de Europa.

No sé si os ha pasado esto de sentiros algo aisladxs en vuestra propia ciudad o vuestro propio hogar, sentiros encerradxs o limitadxs. En mi caso es bastante literal, pues nací y crecí en Ibiza. Nunca me había sentido así, pero tras vivir 6 años fuera de la isla (4 años en Barcelona y 2 en Madrid), volver a casa no fue lo más fácil.