Viviendo un sueño-Mateo Quevedo-SVE en Polonia

Jak się masz? Yo, sinceramente, no me puedo quejar. Si antes de llegar aquí me preocupaba que el fenómeno Honeymoon se terminase una vez pasado el novedoso primer mes, tengo que admitir que estaba más que equivocado. Los 30 días que han procedido a mi primera entrada de este diario han sido, y mira que me costaba imaginármelo en su momento, aún mejores. 

De ahí el título que encabeza estos párrafos y es que, junto a un montón de nieve, he encontrado algo que llevaba mucho tiempo buscando. Espero que leyendo alguna de las anécdotas que describiré a continuación, podáis captar un poco la experiencia EVS.

Mi segundo mes en Łódź comenzó acompañando a algunos de los estudiantes del colegio en el que colaboro a un torneo clasificatorio de Flag Rugby. Aparte de descubrir esta modalidad desconocida para mí, pude animar a mis alumnos victoria tras victoria; por lo que fue una jornada perfecta. Además, recientemente estos mismos jugadores se alzaron con un muy meritorio tercer puesto en la gran final local, así que, mi más sincera enhorabuena para estos pequeños "cracks".
Mientras sucedía esto, yo me encontraba contando los días para el gran evento inicial de todo EVS: el "on arrival training" que iba a tener lugar en Varsovia. El domingo 19, noche antes de partir, los compañeros con los que cogería el tren al día siguiente y yo no éramos capaces de dormir de la emoción, y no nos equivocábamos, pues nuestras expectativas resultaron ampliamente superadas.

 

Os preguntareis: ¿Qué es eso del "on arrival training"? Muy sencillo: consiste en una reunión  organizada por la asociación nacional encargada de tramitar todos los EVS de Polonia en la que, durante 6 noches, grupos de alrededor de 20 voluntarios de todo el país, comparten alojamiento en un hotel  de la capital polaca. Durante este periodo de tiempo y, bajo la tutela de 2 coordinadores experimentados, los voluntarios realizamos un montón  de actividades, ejercicios y, por qué no decirlo,  juegos  con  3  objetivos  claros:  conocer  mejor  este  país  y  sus  gentes,  analizar  en  que consiste realmente la experiencia EVS y, la que sin duda es la más importante para mí,  hacer nuevas amistades.

 

                              

Ya os podéis imaginar lo que supone compartir tanto tiempo con gente venida de lugares tan diferentes como Estonia, Eslovenia y Francia; por poner tres  ejemplos. Uno realmente descubre sorprendentes puntos de vista y, un hecho aún más significativo, que lo que nos  une en la mayoría de los casos pesa más que cualquier diferencia. Solo por no extenderme hasta el infinito, quisiera enumeraralgunos  de  los  momentos  inolvidables  que  experimente  en  Varsovia:  descubrir sorprendido que una chica islandesa también había visitado Japón y compartir con ella grandes recuerdas del Lejano Oriente; cantar Taylor Swift  junto a una francesa mientras nos perdíamos en medio de la noche por la calles varsovianas; salvarle la vida a un esloveno un tanto perjudicado tras unas cuantas rondas de chupitos, hallar que las chicas rusas también pueden sonreír, aunque les cueste al principio; etc.... Y me dejo muchas historias en el tintero. Realmente espero que, en los próximos meses, pueda viajar por toda Polonia de ciudad en ciudad, volviéndome a encontrar con todas las maravillosas personas que conocí durante esa semana.

  

Sin  tiempo  para  descansar,  Diciembre  llego  con  una  espectacular  capa  de  nieve,  y  yo aproveche el fin de semana para viajar por cuarta vez en mi vida a Berlín, esta vez con las excusa de reunirme con dos amigos gijoneses de toda la vida. No voy a malgastar palabras hablando de esta increíble ciudad. Tan solo deciros que es sin duda alguna mi ciudad favorita y que, si alguna vez  tenéis  la  ocasión,  la  visitéis.  Merece  realmente  la  pena.  En  fin,  fue  un  absoluto  placer reencontrarme con estos dos personajes, conocer rincones nuevos de la capital germana y sentirme extraño al volver a hablar tantísimo español en tan solo dos días.

Como anécdota final de este increíble mes, me gustaría destacar las diferentes reuniones que, bien por motivos culturales (conocer la cocina polaca) o navideños; las dos asociaciones EVS de Łódź  (Kobiety  y  Ferso)  han  tenido  a  bien  organizar.  Me  siento  muy  agradecido  por  poder participar en actividades tan variadas como un quiz acerca de Polonia, presenciar un resumen fotográfico de los voluntarios que nos  precedieron en 2017 y, algo que no esperaba vivir nunca, participar en una fiesta amenizada por una DJ de 79 años con mucha marcha.

 

Y esto es todo por ahora, disculpas por el tostonazo que os he soltado. Ni yo mismo esperaba escribir tanto...en nada ya estaré de vuelta en Gijón por navidad, dos semanas para disfrutar de la familia, los amigos y, sobre todo, la tan añorada comida asturiana.

Hasta la próxima.