Jak się masz? Yo, sinceramente, no me puedo quejar. Si antes de llegar aquí me preocupaba que el fenómeno Honeymoon se terminase una vez pasado el novedoso primer mes, tengo que admitir que estaba más que equivocado. Los 30 días que han procedido a mi primera entrada de este diario han sido, y mira que me costaba imaginármelo en su momento, aún mejores.
De ahí el título que encabeza estos párrafos y es que, junto a un montón de nieve, he encontrado algo que llevaba mucho tiempo buscando. Espero que leyendo alguna de las anécdotas que describiré a continuación, podáis captar un poco la experiencia EVS.
Mi segundo mes en Łódź comenzó acompañando a algunos de los estudiantes del colegio en el que colaboro a un torneo clasificatorio de Flag Rugby. Aparte de descubrir esta modalidad desconocida para mí, pude animar a mis alumnos victoria tras victoria; por lo que fue una jornada perfecta. Además, recientemente estos mismos jugadores se alzaron con un muy meritorio tercer puesto en la gran final local, así que, mi más sincera enhorabuena para estos pequeños "cracks".
Mientras sucedía esto, yo me encontraba contando los días para el gran evento inicial de todo EVS: el "on arrival training" que iba a tener lugar en Varsovia. El domingo 19, noche antes de partir, los compañeros con los que cogería el tren al día siguiente y yo no éramos capaces de dormir de la emoción, y no nos equivocábamos, pues nuestras expectativas resultaron ampliamente superadas.
Os preguntareis: ¿Qué es eso del "on arrival training"? Muy sencillo: consiste en una reunión organizada por la asociación nacional encargada de tramitar todos los EVS de Polonia en la que, durante 6 noches, grupos de alrededor de 20 voluntarios de todo el país, comparten alojamiento en un hotel de la capital polaca. Durante este periodo de tiempo y, bajo la tutela de 2 coordinadores experimentados, los voluntarios realizamos un montón de actividades, ejercicios y, por qué no decirlo, juegos con 3 objetivos claros: conocer mejor este país y sus gentes, analizar en que consiste realmente la experiencia EVS y, la que sin duda es la más importante para mí, hacer nuevas amistades.
Ya os podéis imaginar lo que supone compartir tanto tiempo con gente venida de lugares tan diferentes como Estonia, Eslovenia y Francia; por poner tres ejemplos. Uno realmente descubre sorprendentes puntos de vista y, un hecho aún más significativo, que lo que nos une en la mayoría de los casos pesa más que cualquier diferencia. Solo por no extenderme hasta el infinito, quisiera enumeraralgunos de los momentos inolvidables que experimente en Varsovia: descubrir sorprendido que una chica islandesa también había visitado Japón y compartir con ella grandes recuerdas del Lejano Oriente; cantar Taylor Swift junto a una francesa mientras nos perdíamos en medio de la noche por la calles varsovianas; salvarle la vida a un esloveno un tanto perjudicado tras unas cuantas rondas de chupitos, hallar que las chicas rusas también pueden sonreír, aunque les cueste al principio; etc.... Y me dejo muchas historias en el tintero. Realmente espero que, en los próximos meses, pueda viajar por toda Polonia de ciudad en ciudad, volviéndome a encontrar con todas las maravillosas personas que conocí durante esa semana.
Sin tiempo para descansar, Diciembre llego con una espectacular capa de nieve, y yo aproveche el fin de semana para viajar por cuarta vez en mi vida a Berlín, esta vez con las excusa de reunirme con dos amigos gijoneses de toda la vida. No voy a malgastar palabras hablando de esta increíble ciudad. Tan solo deciros que es sin duda alguna mi ciudad favorita y que, si alguna vez tenéis la ocasión, la visitéis. Merece realmente la pena. En fin, fue un absoluto placer reencontrarme con estos dos personajes, conocer rincones nuevos de la capital germana y sentirme extraño al volver a hablar tantísimo español en tan solo dos días.
Como anécdota final de este increíble mes, me gustaría destacar las diferentes reuniones que, bien por motivos culturales (conocer la cocina polaca) o navideños; las dos asociaciones EVS de Łódź (Kobiety y Ferso) han tenido a bien organizar. Me siento muy agradecido por poder participar en actividades tan variadas como un quiz acerca de Polonia, presenciar un resumen fotográfico de los voluntarios que nos precedieron en 2017 y, algo que no esperaba vivir nunca, participar en una fiesta amenizada por una DJ de 79 años con mucha marcha.
Y esto es todo por ahora, disculpas por el tostonazo que os he soltado. Ni yo mismo esperaba escribir tanto...en nada ya estaré de vuelta en Gijón por navidad, dos semanas para disfrutar de la familia, los amigos y, sobre todo, la tan añorada comida asturiana.
Hasta la próxima.