¡Hola de nuevo!
Es raro empezar a escribir una entrada que sabes que será la última para este blog.
Mi experiencia aquí se acaba (o mejor dicho se ha acabado).
He llegado a la conclusión estos últimos días que lo difícil no es irse, si no volver después de una experiencia tan grande y maravillosa como lo ha sido esta para mí.
La verdad es que nunca pensé que llegaría a echar tanto de menos Lituania como la estoy ya extrañando en mi primera semana en España. Se hace tan extraño escuchar español después de siete meses sin volver a casa... Pasas de no entender nada, a entenderlo todo. Y sinceramente echo mucho de menos hablar inglés y escucharlo. Después de ser mi pan de cada día durante casi 10 meses... es muy raro todo.
Tanto la segunda quincena de junio como estos primeros días de julio, han sido para terminar proyectos, hacer maletas y evaluar tu paso por el Servicio Voluntario Europeo (youthpass).
No solo ha sido currar y hacer maletas. También han sido muchos días de despedidas, cenas y algún que otro viajecillo a Vilnius.
A pesar de que ha sido un año con muchas subidas y bajadas, con momentos duros, de mucho cansancio y trabajo, también se ha visto compensado por viajes, descubrir otra parte de ti mismo que no conocías, disfrutar de las pequeñas cosas, conocer a multitud de personas de diferentes culturas y partes del mundo, fiestas y aventuras a montones, de llorar de risa y de llorar pues porque sí, de aprender a ponerse serios y de a veces comportarse como niños.
De mucho vodka y baloncesto, de hacerte inmune al frío lituano, de pedir deseos en todos los monumentos habilitados para ello en Lituania (y no Lituania). De disfrutar de la soledad y en compañía. De conversaciones en diferentes idiomas simultáneamente (una locura total jajaja). De mejorar un idioma y aprender otro nuevo. Aprender, este año si que he aprendido mucho.
Y lo he disfrutado como ambas, como adulta y como niña. Y siempre lo recordaré como uno de los años más felices de mi vida. Gracias a mi organización de acogida y de envío por brindarme esta gran oportunidad, y sobre todo a mis compañeras de proyecto (a las que ahora puedo llamar amigas) que sin ellas no habría durado ni dos días y con las que he compartido momentos de todo tipo pero prácticamente todos ellos muy felices y que recordaré siempre.
Puede que ahora sea muy duro cerrar esta etapa y puede que me cueste un poco volver a adaptarme, pero este año me ha dado la fuerza y motivación necesaria para enfrentarme a esta nueva etapa que sólo acaba de empezar. Viskas bus gerai (todo irá bien).
¡Hasta siempre Lituania!