Una semana ya en Gijón, por fin ha empezado esta experiencia que estuve esperando durante tantos meses. Dos pequeñas noches y un vuelo a Madrid con la compañía nacional ¡cómo no! y llege al inmenso aeropuerto de Madrid -Barajas. Una pausa para comer y rumbo al segundo vuelo, el que me llevó al otro lado de los montes, en Asturias. Y además tenía una pequeña sorpresa como futbolero que soy: viajo con los jugadores del equipo local, el Sporting de Gijón y a mi lado tenía ni mas ni menos que al señor Carmona, uno de los más decisivos este año. Una mirada por la ventana durante el aterrizaje para contemplar los verdes montes de la provincia y aterrice en el aeropuerto local
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Ahí tenía que esperar un poco porque a Nanùs, nuestra querida responsable del programa, se le había roto el coche... ¡esas cosas siempre pasan en el peor momento! Finalmente ha llegado en taxi con una de las dos voluntarias ya presentes, Barbora, que viene de República Checa. Me llevaron a mi apartamiento donde encontré directamente a mis dos compañeros de piso: David, un gijonés de 22 años, y Prince, un ghanés de 23. Dos personas muy amables y discretos quien me hicieron directamente sentirme como en casa. Por la noche me invitaron a cenar en el piso de las tres voluntarias femeninas del proyecto y encontré a Cristina, de Grecia, que está acabando su estancia con Barbora, y Leila, que viene de Alemania y con quien voy a quedarme los próximos nueves meses. Barbora había preparado un plato de quínoa con pollo riquísimo y nada más de vuelta a casa durmí muy bien.
En los días siguiente pasamos mucho tiempo en las administraciones locales para registrarnos como extranjeros y obtener todos las ventajas de ser un ciudadano de Gijón, incluyendo la tarjeta ciudadana que abre el acceso a muchos sitios culturales y deportivos por nada o casi nada, que suerte tienen los gijonéses (en Bruselas no existe tal tarjeta, ni al nivel de los comunes).
El 8 de marzo, fuí testigo de hechos históricos asistiendo de forma activa con El Conseyu de Mocedá a la primera gran huelga "feminista" de la historia española. Nos encontramos en el Humedal, una plaza de la ciudad, después de la siesta, y nos fuimos andando (por fin) hasta otro barrio. Ahí encontré a Meryl, una francesa de 23 años que ejerce de profesora de idiomas aquí, y que era muy simpática. Con ella, Barbora y Leila, pasamos un buen rato comiendo tapas y acudimos a una fiesta Erasmus, que al final no es mi actividad preferida.
Y ahora me toca hablar de mi sufrido fin de semana por culpa del cambio de clima. Me van a decir que soy de Bruselas y que hace más calor en Gijón, eso es verdad. Pero al no tener calefacción en mi piso mi cuerpo tenía que acostumbrarse y se puso muy mal. 3 días muy duros y el primer finde en la cama... ya estoy recuperado y espero que mi cuerpo me de tranquilo.
Me toca mencionar el proyecto de mi amiga Barbora que tuvo lugar el viernes por la noche y que fue una pasada. El tema era el reciclaje con arte o una presentación de algunas maneras de transformar residuos como latas o tetra bricks en monederos o candelarios. Antes del taller hubo una charla de un señor de EMULSA, la sociedad que maneja todos los residuos en Gijón. Justo después Barbora nos llevo a una sidrería, que es muy típico aquí en Gijón. Además la cidra, que aquí es muy fuerte, al contrario de la sidra dulce que conocía antes en Bélgica, hemos comido dos especialidades de la ciudad: Cachopo y bacalao a la asturiana.