Septiembre vino cargado de novedades y una de ellas consistió en que parte del Grupo de Salud e Igualdad participó en un Intercambio Juvenil en Karlovo, Bulgaria. En esta actividad participaron entidades de otros países como Rumania, Croacia, Portugal y la propia Bulgaría.
Karlovo es una pequeña villa situada a 200 kilómetros de la Capital, Sofia. Lugar pintoresco enclavado en una reserva natural y donde en esas fechas hacía un calor sofocante, pero aun así sobrevivimos, tanto al viaje de ida, como el de vuelta.
Esta pequeña aventura la comenzaron 5 personas: Ángel, Cristina, Marta, Luis y Raúl .
El tema de este intercambio que fue del 9 al 15 de septiembre era trabajar la no discriminación por razones de género, orientación sexual e identidad de género, procedencia... desde la juventud para eliminar prejuicios. Más de 25 personas conociendo problemáticas particulares y como trabajar la no discriminación. Desde la barrera del lenguaje, a prejuicios sobre la procedencia o el nivel social. Un ejemplo consistió en realizar una obra de teatro para representar a las mujeres en el pasado, en el presente y como serían en el futuro, todas esas barreras que aún llegan hasta hoy.
Uno de los días realizamos una visita cultural a Plovdiv, capital europea de la cultura 2019. Esta ciudad es la segunda en importancia de Bulgaria, siendo una de las que durante más tiempo ha tendido población de forma permanente ya que cuenta con más de 6000 años de Antigüedad. De Filipo II de Macedonia pasó por los tracios y por Roma, convirtiéndose en la Capital de laTracia Romana, de ahí que cuente con abundantes vestigios de esa época como un teatro romano. Pero también cuenta con mezquita, Iglesias y casas renacentistas, una ciudad que sorprende.
Fue aquí donde casualidades de la vida, el título de nuestro intercambio se convirtió en las "Letronas" en este caso Búlgaras:
Como en todo Intercambio Juvenil, una de las actividades estrella es la Noche Intercultural, donde la entidad organizadora nos trajo una muestra de baile regional y de canción infantil. En esta noche cada país lleva productos típicos de su zona, y la verdad es que no se nos dio nada mal, tanto el comer como el montar nuestra propia mesa asturiana. La comida y la música es lo que más une a la gente sin ninguna duda.