Tere!-Aida Fernandez-SVE en Estonia

¡Hola de nuevo!

Ya se han cumplido dos meses desde que he llegado a Tallin y, por ahora, todo sigue encantándome y la experiencia sigue siendo maravillosa.

Comencé este mes atendiendo a la reunión llamada "on arrival". En ella, 20 voluntarios que vivimos en Estonia pasamos 5 días (con todo pagado) en una especie de resort en la ciudad de Saku. Aunque fueron unos días realmente intensos puedo decir que han sido unos de los días más inolvidables de mi estancia aquí. Para despertar, todas las mañanas teníamos que aprender un nuevo baile folk estonio, después aprendíamos algunas frases útiles de estonio y continuábamos con charlas/presentaciones/talleres hasta por la noche. Además, fue una gran oportunidad para conocer a otros voluntarios en Estonia y compartir con ellos nuestras experiencias, dudas, preocupaciones o ideas sobre el país y nuestros proyectos.

También este mes ha sido el vigésimo cumpleaños del programa de EVS y, como la ocasión lo requería, ¡lo hemos celebrado por todo lo alto! En Tallin, hicieron una fiesta preciosa e invitaron a todas las personas que tengamos algo que ver con el programa, ya fuéramos voluntarios, mentores, tutores... Durante varias horas tuvimos acceso ilimitado a comida muy rica, champán y vino, con lo que la fiesta fue muy divertida.

Pero lo mejor de todo es que, señores, WINTER IS NOT COMING, WINTER IS HERE! Desde hace alrededor de una semana y media no ha parado de nevar ni un solo minuto, las temperaturas ya están bajo cero y por supuesto, hay ya menos horas de luz (comienza a anochecer hacia las 16:30). Contrariamente a lo que mucha gente pueda pensar, la nieve parece que, en lugar de desmotivarnos y obligarnos a quedarnos en casita tomando algo caliente, nos ha dado un chute de energía a los voluntarios (especialmente los que somos del sur de Europa) y todos los días hay algún plan genial para no tener que estar en casa, ya sea paseos bajo las estrellas a las 17h, visitas a la playa después del trabajo, peleas de bolas, cenas... Así que como os podéis imaginar estoy bastante entretenida.

 

En el trabajo, todo sigue igual de loco e intenso. La diversión en los recreos se ha multiplicado por mil desde que la nieve ha llegado. Las actividades de los niños son mucho más amenas ahora y siempre buscan y/o necesitan mi atención, con lo cual me mantienen ocupada. Les ayudo a construir iglús o muñecos de nieve, les paseo en trineo... pero la que es sin duda la actividad más popular es la guerra de bolas de nieve. He de decir a este respecto que he aprendido una lección muy valiosa: jamás comiences una pelea de bolas contra niños de 6 años rusos. Son más rápidos que tú, conocen el terreno mejor que tú y, por supuesto, se aliarán en tu contra y pasarás una hora y media recibiendo bolazos por todos los costados. No sé ya el número de moratones que me han salido en las piernas por su culpa y la cantidad de minutos que he pasado después de cada recreo pegada a la calefacción intentando recuperar la movilidad de mi cuerpo congelado y mojado.

Y como no quiero volver a extenderme, aquí lo dejo por este mes. Espero que el mes que viene tenga más y mejores cosas para contar.