No, la sorpresa no fue es que esté escribiendo en el blog... Ya veréis por qué lo digo. En esta ocasión no voy a ir por orden cronológico sino en función de lo que me parece más significativo.
Por coincidencias de la vida, Olaya (la otra chica con la que hago el voluntariado), Iago (un chico gallego voluntario en el pueblo de al lado) y yo cumplimos años con menos de 15 días de diferencia. En concreto, el cumpleños de Olaya fue el 6 y el mio ayer 9 de diciembre. Para celebrarlo nuestra mentora, una señora que vive en el mismo pueblo, nos propuso cenar fuera el lunes pasado al ser un día intermedio entre ambos cumpleaños. Llegó el día, vino a recogernos en coche y nos explicó que tenía que parar en la casa del pueblo (lugar donde trabajamos) para recoger unas cajas. Entramos a ayudarla y... ¡¡¡Sorpresa!!! Un montón de gente estaba allí para felicitarnos los cumpleaños: la señora con la que vivimos, alumnos y alumnas de la guardería y el colegio, madres, padres, una abuela, una maestra, la responsable de nosotras en el centro y la coordinadora del proyecto que había venido desde la ciudad. Fue muy emotivo la verdad. Los peques estaban entusiasmados y yo ya no tenía manos para sujetar regalos y dar abrazos. Hasta nuestra coordinadora estaba emocionada. Supongo que si bien vivir en un pueblo tan pequeño tiene sus inconvenientes, pocos y pocas voluntarias europeas puedan sentir que un pueblo entero les da tanto cariño.
Ese día fue especialmente significativo porque pudimos ver como gente con la que en principio no tienes mucho trato se molesta en sacar una tarde para estar contigo, personas que ves a diario y que no expresan muchos sus sentimientos te aprecian y como hemos influido en la vida de esta gente en solo 3 meses y medio. Ha sido un impulso para seguir adelante con esta aventura, que no siempre es fácil, y que al igual que se tienen malos momentos estando en casa estos se hacen más solitarios cuando te encuentras lejos de ella.
¡Ah! y no puedo olvidar todos los regalos que me han hecho mi hermana y mis amigos de España. Hasta Finlandia han llegado castañas y nueces de Asturias, postales y videos que hacen sacar una lagrimilla. Definitivamente en esta fecha especial (he cumplido nada menos que ¡30 años!) he tenido un cumpleaños inolvidable.
Otras cosinas que he hecho.... Hace 10 días visitamos Rovaniemi, en Laponia. En el inicio del círculo polar ártico está la casa de Papa Noel y por supuesto era una cita obligatoria. El lugar es bonito, muy enfocado al turismo, y no se puede decir que sea barato. No quiero ser aguafiestas pero como es mi blog voy a ser sincera. A mi me rompió la "magia" del sitio ver que los renos como "Rudolf" estaban más presentes en el menú o la decoración que vivos. Lo siento, pero docenas de pieles y cientos de trozos de cuernos en cada rincón me resultó desagradable. Por el resto, fue divertido decorar galletas, tirarse de un tobogán de hielo y poder decir que estuve en la casa de Santa Claus.
Por último ¡Salimos en revista! Si no éramos ya famosas por aquí, ahora la gente ya nos puede poner cara. El mes pasado nos pidieron que colaborásemos con la revista de Navidad contestando algunas preguntas. Ya se ha editado y ¡tachán! por ahí andamos.
Eso es todo por ahora ¡Nos leemos!