Mi proyecto fue en una escuela para niños con discapacidades en una ciudad de bremen, al norte de Alemania durante 10 meses, mi voluntariado consistía en ayudar al profesor de la clase de deporte, tanto a preparar las actividades y aparatos como a ayudar a los niños a realizar los diferentes ejercicios. Así mismo, algunos días de la semana ayudaba en el comedor de la escuela, a limpiar la cocina y otras veces a cocinar. También ayudaba al profesor de jardinería con sus actividades.
Debo destacar que lo que más me gustó de esta escuela, fue la metodología que emplean, la cual es basada en las escuelas Waldorf de educación curativa. La escuela ofrecía las asignaturas tradicionales tales como lectura, escritura, ingles, aleman, historia, entre otras. Y por otro lado temas como: la musica, trabajo coral y orquestal, la euritmia, dibujo de formas, la pintua, gimnasia, teatro, religion, carpinteria, escultura, la deriva del cobre, la horticultura, el hilado, el tejido, la artesania, la encuadernacion, limpieza y cocina.
Me di cuenta que en la escuela aprendí a tener más paciencia, más empatía y a trabajar con niños especiales, a ayudarlos cuando de verdad lo necesitan y no a hacer las cosas por ellos, porque de esta manera no les motivo a superarse. Además, practique por primera vez, boxeo, gimnasia, lanzamiento de jabalinas, salto de obstaculos, esgrima, tiro con arco, lucha, lanzamiento de peso y lanzamiento de disco.
Con respecto a la vivienda, compartí apartamento con otros cuatro voluntarios, cada uno trabajaba en un lugar diferente, teníamos habitaciones individuales, solo compartiamos, cocina y baños. Nos dividiamos las actividades de limpieza de la casa por semana, y dejabamos dinero en la mesa una vez al mes para comprar las cosas de la casa como, sal, azucar, bolsas de basura, papel de baño, entre otras.
Cuando llegue, la experiencia fue dura, las primeras dos semanas estuve deprimida y pensaba que había tomado una mala desicion, ya que cuando llegué mi nivel de inglés era muy bajo y no sabía alemán. Pero con paciencia, y viendo clases tanto de inglés como aleman, mejore ambos idiomas, por supuesto mejore mucho más el inglés porque era el idioma en el que me comunicaba con mis compañeros de apartamento y era con quienes más pasaba tiempo. El primer avance fue que ya no necesitaba traducir lo que me decían ni lo que quería decir de español a inglés en mi cerebro, luego pasé a poder estar escuchando y entendiendo inglés mientras hacía otra cosa, como cocinar por ejemplo, el siguiente avance fue poder traducir de español al inglés y viceversa mientras lo iba leyendo, y no esperar a leer el texto completo.
En relación a mis companeros, creo que fui muy afortunada de haber estado en el grupo de voluntarios que estuve, me sentí muy bien, parecíamos una familia, y siempre nos ayudabamos, hacíamos fiestas juntos, nos íbamos a bares, coconocimos otras ciudades y otros lugares. Aunque fue difícil aprender que ya no vives con tu familia y que debes adaptarte a las diferentes personalidades, culturas y tradiciones de los demás que viven contigo.
Fue una experiencia muy provechosa para mí tanto en la escuela con los niños, como con mis compañeros de apartamento y los demás voluntarios. Sin duda alguna recomendaría que lo hicieran, es una oportunidad que sólo tienes una vez en la vida y hay que aprovecharla, lo que recomiendo es que escojer primero el proyecto, más que enfocarse solo en un pais, hacer lo que te gusta es más importante que donde lo hagas.