¡Hola! Tengo muchísimas cosas que contar esta semana y empezaré por hablar de algunos días atrás.
La semana santa empezó con un viaje maravilloso a los místicos y famosos Lagos de Covadonga. Son una de las mayores atracciones de Asturias y tenía muchas ganas de verlos. Constituimos un pequeño grupo con Leila, Barbora, mi tutor David y otro amigo cuyo nombre es también David. ¡Un grupo de personas muy majas! Salimos en coche de madrugada y llegamos muy temprano, casi no había otra gente por allí. Después de disfrutar de una caminata por los dos lagos y sus paisajes de postales, bajamos al santuario a mojarnos un poco bajo la cascada. Finalizamos con una vuelta por Cangas de Onís y su famoso puente romano. Tuvimos muy buen rollo y nos reímos mucho.
Pasamos los dos días siguientes saliendo por Gijón porque el tiempo fue muy malo. Encontré a algunos belgas y franceses que están viviendo en Asturias y hablamos un rato sobre nuestro país de origen y lo que estábamos haciendo en Asturias. El domingo celebramos la cena de despedida de Barbora, nuestra querida voluntaria checa que se marchaba unos días después. Lo hicimos en un restaurante típico de la ciudad y finalizamos tomando algo en un bar. La voy a echar mucho de menos. También se marchó Christina, y aunque no tuve mucho tiempo para conocerla, le agradezco mucho su ayuda. ¡Suerte chicas!
El lunes nos tocaba a Leila y a mí el viaje hacía Cóbreces, donde tuvimos nuestra semana de formación a la llegada con la Agencia Nacional Española. Un día muy largo donde paramos algunas horas en un Torrelavega desierto por culpa del horario de la siesta. Al final llegamos a un albergue muy grande (era un antiguo cole) que sirve para acoger grupos o peregrinos recorriendo el Camino de Santiago. Nos presentamos con las primeras actividades y el ambiente entre nosotros fue perfecto. Para mí fue la primera vez en mi vida que fuí parte activo de tal programa.
Encontramos a personas que venían de muchos países europeos (Francia, Grecia, Turquía, Georgia...). Era el único belga del grupo pero no me extrañaba, Bélgica es un país muy pequeño. El programa de la semana fue muy denso y no había mucho tiempo libre. Las actividades fueron muy divertidas y aunque pasando el tiempo y con la falta de descanso todo fue un poco más difícil pero ¡lo pasé genial! Tanto que cuando llegaron los últimos momentos, tenía mucho cariño por esa gente y fue una gran pena despedirme de ellos. Espero poder viajar y encontrarme con algunos en el futuro.
Y para finiquitar el fin de semana, fui por primera vez al Molinón para ver jugar al Sporting de Gijón. Soy muy futbolero y pasé un gran tiempo apoyando al equipo local que venció al equipo adverso. El ambiente es increíble y me llamó la atención el gran numeró de niños y de familias que asistieron al partido. En Asturias el futbol es de todos.
¡Hasta la semana próxima!