Regreso a Łódź-Mateo Quevedo-SVE en Polonia

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Hola de nuevo, aquí estamos, de vuelta en Łódź tras unas vacaciones de Navidad que se marcharon tan rápido como llegaron. Fueron dos semanas intensas llenas de felices reencuentros y ansiadas comilonas, aunque desafortunadamente tampoco faltaron algunos sucesos amargos. Sin embargo, 2018 ya está aquí y es momento de reinventarse y pasar lista a todo lo que buscamos alcanzar en este nuevo año.

Una de mis primeras metas es realizar más vida diurna. Parece una tontería, pero aquí en Polonia las horas de luz son realmente escasas durante el invierno (hecho que se realza aún más cuando vienes de España). Así que, dicho y hecho, el sábado 6 de Enero, mientras mucha gente se despertaba para abrir sus regalos de Reyes, yo me dedique a dar un completo paseo por Łódź, recorriendo de arriba abajo Piotrkowska, visitando la catedral local y descubriendo, para mi sorpresa, que aquí también celebran una especie de desfile, que culmino en esa misma catedral con un pequeño concierto navideño.


 
Se podría decir que el verdadero invierno comenzó a mediados de Enero, cuando una intensa nevada dominó la ciudad durante una semana. A pesar del frio, la emoción por disfrutar de la nieve nos empujó a desplazarnos a los alrededores de Łagiewniki, un auténtico bosque situado a las afueras de la ciudad que nos deparo algunas de las imágenes más bellas desde que llegamos aquí (y una guerra de bolas de nieve, por supuesto).

   
En cuato al colegio, el evento más destacado de este mes han sido sin duda los talleres de cocina española que lleve a cabo junto a la inestimable ayuda de mi compañera de piso Sandra. Como no, el plato a preparar fue la tortilla de patatas y, podemos afirmar con orgullo, que todos los niños que participaron en el proyecto están deseando volver a degustarla.

Por último, no sería un buen comienzo de año sin un viaje que dé el pistoletazo de salida a lo que espero que sea una feliz temporada plagada de ellos. El pasado fin de semana, cinco voluntariados de España, Francia y Alemania nos marchamos a Poznań, ciudad situada al oeste de Polonia. Y he de decir que la visita mereció la pena, tanto por su precioso casco antiguo lleno de casitas pintadas de colores vivos como por su animada vida nocturna, a destacar un bar regentado por gallegos donde pudimos beber Estrella Galicia.

       

Y esto es todo por ahora, Febrero promete ser un mes aún más movidito, pero esa es una historia para contar en otra ocasión. Do zobaczenia.