5.12 - 11.12
Esta semana fue corta, porque hemos tenido vacaciones para celebrar la fiesta de la constitución española del seis de diciembre. Por este motivo, el grupo de conversación en inglés no se celebró. La semana de trabajo más corta acabó en un fin de semana más largo, que he disfrutado para visitar algunos lugares de Asturias, y no solo. Habían muchos sitios que los Gijoneses me habían sugerido para ver. Entonces, decidí alquilar un coche para ser más libre de moverme y verlos todos.
En este pequeño viaje estaba encantado de tener la compañía de mi amiga italiana. Por eso, el jueves, la primera cosa que hice fue ir al aeropuerto de Santader para recogerla. Como estuvimos en la capital cantábrica, por la tarde decidimos dar un paseo por allí. Al día siguiente, por la mañana, fuimos a Llanes, un pequeño y encantador pueblo sobre el mar. Me gustó ver los cubos de la memoria, una obra artística que consiste, literalmente, de cubos variopintos posicionados sobre el litoral. Aún más, me gustó la comida asturiana que tomamos allí: fabada, cachopo y sidra. Seguramente no fue la comida más ligera de mi vida, pero tengo que acostumbrar al estómago y fue un buen entrenamiento.
Por la tarde fuimos a ver los bufones de Pría. Par quién no los conozca, los bufones son agujeros en la roca del litoral, de donde, cuando hay marea alta, por la presión de las olas y del mar escapan chorros de agua marina, acompañados por un fuerte ruido. Se pueden encontrar muchos bufones sobre el litoral asturiano, pero los de Pría son los más famosos. En verdad, este espectáculo me encantó. Tengo que decir que la naturaleza de Asturias es preciosa y una joya para disfrutar.
Abandonada la naturaleza salvaje, volvimos a la civilización. Visitamos la capital de Asturias: Oviedo. El sol se había puesto ya, pero Oviedo me dió todavía una buena impresión. Hemos visitado el centro de la ciudad y su catedral. Me sorprendió particularmente ver la cantidad de estatuas que se pueden encontrar en todos los rincones de la ciudad.
El sábado por la mañana fuimos a Covadonga, en la parte asturiana de las montañas de los Picos de Europa. Covadonga es un sitio que tiene verdaderamente mucho para ofrecer. En primer lugar, se puede disfrutar de la naturaleza para hacer rutas en los senderos montanos. En otoño, en particular, es un placer admirar los colores que se pueden encontrar ahí. Además, Covadonga es un lugar donde la historia se mezcla con el culto religioso. De hecho, se cuenta que Pelayo, el rey asturiano que paró la avanzada de los musulmanes, se refugió allí. Por eso en Covadonga se puede encontrar una imponente basílica y, aún más linda para mi, una cueva donde ahora está una pequeña capilla y donde la tradición dice que Pelayo se quedó. Nosotros visitamos el lugar haciendo una ruta de caballo. Había el sol y, aunque estábamos en diciembre, la temperatura era bastante alta. Me encantó el paisaje y fue un paseo muy relajante. El único pequeño problema fue que mi caballo se paraba continuamente para comer la hierba a los lados del sendero.
El domingo decidí ir a Bilbao, en el País Vasco. La cosa que más me gustó de Bilbao fue el museo Guggenheim. Utilicé toda la mañana para visitarlo y sugiero a todos los que vayan a Bilbao de entrar y disfrutar. En particular, me gustaron las obras de arte contemporáneo que se pueden apreciar en la planta baja.
Creo que he escrito bastante sobre este puente. Hoy quiero decir gracias a los que han compartido este tour turístico conmigo y gracias, no sé a quién, por tener la buena suerte de poder viajar.