Perdidas en las Montañas-Layla Wood-SVE en España

20.08.2018 - 26.08.2018

Vale chicos, ¡es la hora de la confesión! Cuando llegué en España, confieso que estaba un poco decepcionada con Asturias. Pero entendéis, ¿no? Marzo no es un buen mes para llegar, con la puta lluvia todos los días y con el cielo siempre nublado. Madre mía, me dio depresión. Hacía un mejor tiempo en Berliiiiiiiin. ¿Cómo puede ser? No es normal. Desde mi llegada lo he dicho casi cada día, especialmente al principio, tantas veces que ahora es como mi latiguillo.

Pero bueno, todo eso es en el pasado. Ahora me siento muy diferente. Asturias es mi casa y no quiero que nadie diga algo malo de ella. Después de todos mis viajes he aprendido apreciar este tiempo de mierda. Si hubiera vivido en Andalucía, seguramente habría muerto el primer mes. Además con esta experiencia conozco una cara desconocida de España y me siento como una "insider", como una española verdadera porque solo los españoles conocen esta cara. Todo el mundo piensa que España es Andalucía, excepto yo.

Fin de la confesión

Vale he dicho todo eso porque este fin de semana hice senderismo aquí en Asturias y por primera vez vi la belleza de las montañas fuera de un coche. Nunca en mi vida había pensada que aquí en España hay vistas como las que vi este finde. Antes, pensaba que España era un gran desierto, sin agua y sin verde.  ¡Qué equivocada estaba! De verdad, Asturias es un paraíso natural. Hice la ruta Hoces del Esva con mi mentora Lucía y su prima y no sabíamos que esperar de esta ruta.  Pensaba que íbamos a caminar, comer, caminar y disfrutar de la vista. No sabía que iba a luchar por mi vida.

   

 

Era un gran y difícil viaje. El camino empezó cuesta arriba y pensaba que iba a morir, era tan difícil caminarlo. Pero después de algunos kilómetros (-.-) llegamos y vi que todo el sufrimiento mereció la pena (y era mucha pena). Aunque el viaje fue difícil y de momento me estoy quejando, me divertí mucho y lo pasamos muy bien. Hablé bastante y entendí casi todo lo que las otras hablaban. Todo en español, por supuesto. Normalmente me da  mucha vergüenza hablar con los españoles pero me sentí cómoda con las chicas. Eran muy amables, tenían muchísima paciencia y me ayudaron mucho cuando no tenía palabras para expresar mis pensamientos.

 

Tuvimos mucha suerte con el tiempo porque al principio era nublado y después llegó Lorenzo, mi querido sol. ¡Ninguna gota de lluvia! Un milagro  en las montañas. Desafortunadamente no hay ninguna historia mía sin problemas. En este caso nadie me robó el monedero. Lo que nos pasó fue que nos perdimos. Estábamos perdidas en las montañas y caminamos muchísimo más de lo que era necesario. No sé por qué nos perdimos porque aunque entiendo más español que antes, era tarde y no pude concentrarme más. Me cuesta mucho escuchar los españoles y mucho más cuando estoy cansada o, como en este caso, agotada. Creo que los indicadores del camino no eran claros.

Al final todas sobrevivimos a esta excursión. Pero por los pelos. Un metro más y habría muerto. La prueba de mi esfuerzo es que ahora me matan mis piernas. ME MATAN.

Excepto de esta aventura el resto de la semana fur tranquilo. Desafortunadamente el jueves fue la última noche de la novia de Loïs aquí en Gijón. El lunes va a marcharse a Grecia y ¡estoy tristísima! Estoy sorprendida porque normalmente las despedidas no me vuelven tan triste (excepto de las de mi familia, claro).  Ha sido una buena amiga y voy a echar de menos su compañía. ¡Ojala vuelva en octubre!

Organizamos una noche de despedida con invitados, comida y juegos. Perdí al parchís otra vez y ahora me acuerdo de por qué no he jugado en tanto tiempo. La razón es que ¡odio este juego de mierda! Maldita sea.

 

Bueno, en realidad lo pasamos muy bien... solo mi honor y orgullo están un poco lastimados... voy a sobrevivir.