Mi voluntariado en el CES-Ana Pérez desde Alemania

¡Hola! Soy Ana y en este blog vengo a contarte un poco mis aventuras como voluntaria del ESC en Alemania. Para ponerte un poco en contexto, al acabar la carrera de magisterio en 2020 decidí que era hora de vivir una experiencia diferente, necesitaba una pausa en mis estudios, ver el mundo de otra manera y a su vez involucrarme de una manera activa en la sociedad. Fue entonces cuando decidí que el ESC era una opción hecha a mi medida. Durante mi búsqueda de proyectos, todos me llamaban la atención pero sin duda no pude haber acertado más cuando me decidí por Stegen, un pueblecito de la Selva Negra muy cerca de Friburgo , al sur de Alemania.

 

Mi proyecto se desarrolla en una escuela adaptada para niños con necesidades educativas especiales, especialmente necesidades auditivas. Todas las actividades se desarrollan tanto en alemán como en Gebärdensprache o lengua de signos alemana, y te preguntarás ¿Y el lenguaje, no supone una barrera a la hora de realizar las actividades? Pues para tu sorpresa cuando llegué aquí solamente tenía un A1 de alemán, así que como te imaginarás los tres primeros meses hubo muchas situaciones en las que estuve más perdida que un pulpo en un garaje, sobra decir, que tampoco tenía ni idea de la lengua de signos alemana (ni siquiera de la española) y ahora soy perfectamente capaz de comunicarme con los niños. En la práctica y sobre todo con la motivación tan grande que yo tenía por integrarme con los niños y aprender, alrededor del cuarto mes ya podía mantener conversaciones con ellos y ahora que estoy a punto de irme, con casi un B2 de alemán no puedo creerme todo lo que he aprendido... Al principio no pude evitar pensar, ¿qué sentido tiene que esté en una escuela si apenas puedo hablar alemán? Pues bien, mi trabajo ha tratado justo de eso, de buscar maneras de comunicarse de forma eficiente lejos de lo convencional, de romper barreras y prejuicios sobre la discapacidad auditiva y de descubrir que para comunicarse no hace falta necesariamente el mismo idioma, quizá ni signos ni palabras. Al principio mi trabajo era el  de jugar, acompañar y calmar rabietas,  conforme a  mis habilidades de comunicación se fueron ampliando mis tareas también, en resumen, mi trabajo exactamente ha consistido en ser un apoyo en el aula, he participado junto a una maestra cada día, por lo que en esta experiencia me he enriquecido enormemente tanto en lo personal como profesional.

  

No tengo palabras para describir el torbellino de emociones y experiencias que han supuesto estos 11 meses, desde el valor para marcharse (y el miedo a llegar) a la nostalgia de los últimos días, pasando por mucha frustración, a veces soledad y sobre todo mucha, mucha felicidad. Solo puedo decir que he crecido tanto que no me reconozco y que esta experiencia me ha cambiado ¡tanto que he decidido quedarme en Alemania un año más!