A finales de Agosto, después de escribir mi primer post, me reencontré con mi padre en Bruselas, en el cual pudimos pasar un fin de semana probando la comida belga y disfrutando de la compañía que tan lejana se nos hacía.
Al cabo de unos días, encontré un enlace de un evento en Hasselt del que siempre había oído o visto en las películas pero que nunca había estado: las famosas ferias food-trucks. Probé unos de los mejores waffles que había probado jamás, vi comida típica de un montón de países (incluso los famosos churros con chocolate de España que lucían casi como los auténticos) y encontré justo al lado un concurso de montoun bike de acrobacias.
Con la entrada de Septiembre, bajaron un poco las temperaturas, por lo que le propuse a mi compañera ir de compras a una de las ciudades más cercanas y curiosas de Holanda porque hacía un par de días antes se me había roto el último par de vaqueros que me quedaba vivo jugando en el trabajo con los niños: Maastricht. Allí pasamos el día de tienda en tienda, de probador en probador y de calle en calle sin encontrar nada de lo que andábamos buscando. Mi compañera finalmente encontró su par de zapatos y decimos abortar la misión con su victoria para parar a almorzar en un restaurante Italiano.
Un domingo de mediados de septiembre, Bélgica se levanto con un sol precioso, así que cogí la bici y recorrí 35 Km sin parar desde mi ciudad a otra cercana. Al volver a casa, lo máximo que me dio tiempo a hacer antes de desplomarme en mitad del jardín con el sol resplandeciente fue a dejar la bici en el jardín. Al comenzar la semana, el tiempo nos hizo cambiar totalmente la metodología de trabajo, para finalmente tener en cada sesión preparada una actividad de interior y otra de exterior puesto que cada era más cambiante.
La buena noticia es que había pedido unos días de vacaciones para visitar a una amiga que vive en Mallorca, con lo que durante 4 días pude olvidarme por completo del paraguas e intercambiarlo por unas chanclas y toalla. Durante esos días quería simplemente casarme con el mar y la playa. El primer detalle que me regaló mi amiga fue ponerme la televisión que hasta ahora solo había estado escuchando en francés, inglés y neerlandés y unas empanadillas mallorquinas recién hechas, con lo que la correspondí con unos bombones que había comprado unos días antes de coger el avión en una de las bombonerías más famosas de Bélgica. Mi amiga me llevo a la mañana siguiente de despertar y haber descansado bien del viaje a los sitios o lugares más turísticos de Mallorca para parar en una de las mejores heladerías italianas para tomar un respiro. Por la noche fuimos a la zona más ambientada de fiesta, cenamos en un mexicano llamado “Frida” y acto seguido nos fuimos a bailar y tomar unas copas por el paseo marítimo. Al día siguiente, decidimos irnos de playa y olvidarnos de relojes, problemas y mundo. Una vez de vuelta, cenamos, nos duchamos y dormimos como dos angelitos. El último día estuvimos en un chiringuito tomando mojitos del que acabamos tomando la cena. El día de mi despedida perdí el avión por casualidad o destino anoté más la hora así que tuve que llamar corriendo a los de mi Organización para avisar que volvería un día más tarde y pasé una noche más en esa maravillosa ciudad. Durante mi viaje de vuelta, tenía que hacer transbordo con tiempo de 10 minutos en el aeropuerto de Alemania, cosa que me fue imposible porque no me conocía el aeropuerto y pase un control de nuevo. Avisé a los de mi compañía aérea por lo que me cambiaron mi vuelo por uno nuevo el mismo día pero una hora más tarde. Finalmente llegue a casa con las empanadillas famosas de Mallorca que había comprado durante mi estancia y las repartí entre mis dos compañeras de casa mientras les contaba cómo me había ido todo. Durante la mañana siguiente me despedí de una de las compañeras de casa que terminaba ya su proyecto y me encontré con mi coodinadora a la cuál le di las empanadillas que le había dejado.
No paso ni dos día cuando recibí la visita de mi hermana que con tanto tiempo de antelación habíamos preparado. Una de los mejores momentos que he tenido durante mi etapa en Bélgica.
Con ella recorrimos en tren Brugges, Gent, Rotterdram y Maastricht.
En cada lugar pasamos una noche y del que pudimos descubrir la noche (fiesta) en Gent, la ciudad de cuento como lo es Brugges y los edificios y estructuras modernas de Rotterdram.
Por supuesto, podría decir muchas más cosas acerca pero aún hay otras cosas por contar.
En Octubre estuve con mi compañera de casa en el segundo y último training para voluntarios en Rotterdram, fue la gran despedida por un lado porque muchos terminaban dentro de poco su EVS y el comienzo de una amistad para otros, sin embargo para otros como yo y mi compañera la experiencia aún continuaba.
A finales de Octubre estuve en Liege, Maastricht (de fiesta) y Bruselas con unos/as amigos/as. De Liege lo que recomiendo en su bar con cocteles típicos de allí y una franquicia de hamburguesas Harry´s que están espectaculares. En Maastricht después de cenar le preguntamos al camarero por sitios de fiesta y nos escribió en un papel un par de nombre en los que probamos todos. Como broche final de Octubre estuve en una fiesta regee con unos/as amigos/as.
Noviembre comenzó con la llegada de nuevas compañeras de casa y de EVS, una española y otra italiana con las que ya hemos compartidos algunas experiencias. El primer fin de semana de su llegada reservamos uno de los coches de la empresa y fuimos mi compañera italiana y yo a Leuven y Maastricht. En Leuven estuvimos en la impresionante Biblioteca de la Universidad y muchos sitios más. Y terminamos el mes asistiendo a uno de los eventos de rap que organizaba nuestra organización. Este mes de Diciembre ya estamos planeando algunos viajes y salidas juntas que espero contar en el siguiente post. Como adelanto contaré que
esta vez estaré por la zona Alemana y el reencuentro con toda mi familia y amigos después de medio año.¡¡¡Que poco queda!!!