Marzo-Elena Reiriz-SVE en Eslovaquia

čauko! Una vez más, me enfrento a la divertida tarea de contaros todo lo que ha pasado en el último mes de forma que tenga algún sentido. Allá vamos.

Noticias tristes primero, supongo: como sabíamos desde hace ya un par de meses, mis alemanas, Antje y Nina, decidieron dejar el voluntariado y volver a casa.

Nina se marchó ya a principios de marzo, pero antes organizó como fiesta de despedida una "criminal dinner party" (al igual que hicimos en su cumpleaños allá por finales de septiembre) en la que interpretamos diferentes papeles de una historia de asesinatos, intrigas y pasiones (vamos, que yo hacía de detective y no me enteré de ná).  

Por su parte, Antje se fue hace cosa de dos semanas. Los últimos días que las cuatro compañeras de piso pasamos juntas incluyeron planes familiares como una visita a Trnava, "la Roma de Eslovaquia" (no comment), o una elegante velada en la premiere del ballet Esmeralda, además de una cena de despedida con amigos. 

                                         

Por mucha pena que me diese, no tuve demasiado tiempo para ponerme dramática, porque me pasé la última semana del mes visitándolas en su casa de Hamburgo. Su familia fue tan amable de acogernos a todas y enseñarnos cómo celebran la Pascua (¡buscamos huevos de chocolate por el jardín!). El viaje salió rentable, ya que el fin de semana anterior estuve en Berlín con otro voluntario (estábamos demasiado agotados para ir a las famosas discotecas, pero por lo demás fue tal como esperaba, y es un cumplido), y una vez en Hamburgo (no, papá, no comí hamburguesa) también pude visitar Bremen, Sylt (una isla en el Mar del Norte, justo al lado de la frontera con Dinamarca) y Lübeck (donde se jactan de su mazapán).  

         

         

Ahora llevo unos días de vuelta del viaje, y me queda un poco menos de 4 meses aquí, que se presentan un poco extraños. Por un lado, mi piso va a estar bastante más vacío (de las 3 que quedamos, nos apañamos para sólo coincidir un día en todo abril). De hecho, hace unas semanas pasé la noche sola en casa... por primera vez desde el 1 de septiembre. Por otro lado, los voluntarios que trabajan en un centro cultural de la ciudad han empezado a organizar quedadas mensuales para EVS; este mes fui a una y de pronto me di cuenta de todos los que somos realmente en esta ciudad. ¡Debo conocer a una décima parte! Pero hablando entre nosotros empiezan a surgir planes e ideas: que si acampada veraniega en Žilina, que si tal mes podríamos ir a los Tatras, que si la mitad de los que estamos en Eslovaquia nos vamos al festival de Pohoda... De pronto parece que ya tengo ocupados la mitad de los fines de semana restantes, y para cuanto quiera darme cuenta ya se habrá acabado todo.

 Es una época interesante para estar viviendo en Eslovaquia, debido a un escándalo sucedido a finales de febrero: un periodista fue asesinado junto con su novia, y se cree que fue debido a su investigación sobre los lazos de la mafia italiana con la corrupción en el gobierno eslovaco (podéis leer más aquí: http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-43234126). Desde entonces, los ciudadanos se están manifestando bajo el lema "Por una Eslovaquia decente"; las movilizaciones llegaron a hacer que el primer ministro dimitiese, pero queda mucho por cambiar, y las marchas se están repitiendo semana tras semana ("la mayor ola de protestas desde el fin del comunismo en 1989"). 

Cosillas menos serias: en las últimas semanas antes del viaje tuve varias visitas exprés, desde una amiga que se vino un día con sus compañeros de Erasmus hasta unos voluntarios de Banská Štiavnica a los que alojamos en nuestro piso una noche. Las chicas del otro piso organizaron una cena de Pascua (y nos obligaron a vestirnos de amarillo y pintar huevos). Y como novedades de mi trabajo: mi vida aquí se ha vuelto todavía más aleatoria, ya que ahora modero un club de lectura en la iglesia y, junto a un amigo, soy la sucesora de Antje y Nina como profesora de baile (lo cual al parecer resulta muy gracioso para todos quienes me conocen por mi coordinación y gracia, pero os prometo que los alumnos son peores).

¡Feliz primavera y nos vemos pronto!