He tenido la oportunidad de vivir el gran momento en el que Italia vence. Fue muy emocionante el partido contra España porque somos bastantes voluntarios españoles y aquí los Italianos viven muchísimo el fútbol y sobre todo cuando se trata de una Eurocopa. Por un lado, por supuesto queríamos que ganase España. Por otro lado, si perdía éramos conscientes de que íbamos a sentir la alegría que trasmitirían todos los pesareses al ver a su país ganar. Fue increíble, toda la ciudad en las calles gritando, cantando, bailando... Es el único día en el que puedes ver a gente bañándose en la gran pala de Pomodoro, algo prohibidísimo el resto de los días.
Viendo la final de la Eurocopa de Italia y con la bandera de España.
Ya llevo dos meses y 20 días formando parte de este voluntariado y siento que ahora es cuando realmente me estoy empezando a adaptar, en el sentido de que siento que es mi casa, mi barrio... porque aunque soy de las personas que se adaptan enseguida, el estrés, la presión de los primeros días de ir de una lado a otro sin tiempo para nada, el idioma... hacen que me sintiera adaptada pero al mismo tiempo con sensación de no saber organizarme, no poder sacar tiempo para poder estar relajada, que también es necesario para asimilar todo lo que aprendo cada día, y para hacer mis propios planes, también necesario para estar conmigo misma más tiempo. A consecuencia de todo esto y lo digo con total confianza para todas aquellas a las que le pueda pasar o que les haya pasado, la regla no me ha bajado, algo completamente normal cuando cambias tu rutina y alimentación de una forma drástica. En cuanto al trabajo, también me siento más cómoda, con más soltura... ya tengo más confianza con el resto de trabajadores y estoy muy contenta de haber preparado platos típicos de mi tierra en el servicio de cocina en el que cocinamos para todos los de servicio civil de la Cruz Roja y que les gustaran mucho. Por otro lado, he de decir que todavía me frustro en algún momento cuando no puedo expresar todo lo que me gustaría en inglés y/o en italiano, sobre todo cuando se trata de conversaciones más personales, pero es algo muy normal que estoy segura que iré mejorando.
Hemos visitado varias ciudades y pueblos cercanos a Pesaro, Rimini, Riccione, Catolica, Senigalia y tuve la increíble oportunidad de vivir el Pride en Bolognia, una bellísima ciudad llena de rincones maravillosos y que este día se llenó de color por todas sus calles con muchísima gente, música y purpurina.
Pride Bologna
Por último ya para no hacer el post largo y aburrido, la semana pasada hablamos en el mentoring sobre el choque cultural, magnífica metáfora de nuestro mentor, Fernando, con el Iceberg, a través de la cual en la punta del iceberg podemos ver las costumbres que primero se nos vienen a la mente cuando escuchamos Italia, como pizza, pasta, bellísimas playas, la scooter, la bici... pero la parte restante del iceberg está llena de otras que no sabíamos antes de venir, como por ejemplo el cómo conducen a lo loco, la puntualidad o la falta de igualdad de sexo que se puede observar en determinadas ocasiones. Aunque seamos países vecinos no dejan de ser dos culturas diferentes y no olvidemos que este mismo iceberg también nos puede representar a nosotros mismos y sobre todo cuando los voluntarios que formamos parte del proyecto, procedemos de diversos países. Sin más, me despido y hasta el próximo mes.
Marie y yo en Cibo per tutti, uno de los labores que realizamos en el que repartimos comida perecedera para gente que se encuentra en situaciones de dificultad económica.
Inés y yo en el Servicio de cocina, en el que cocinamos al resto de los voluntarios y la receta del día fue ternera en salsa.