Holaa a todas y todos!! Ya estoy aquí otra vez para hablaros un poquito del pequeñito pueblito de Eskola y mi segundo mes de voluntariado. Tal vez os estéis preguntando por qué esta entrada va con algo de retraso (ya que hace más de una semana que hemos entrado en noviembre), pero espero que podáis entenderlo un poquito mejor con lo que os voy a contar a continuación (sí, básicamente os voy a contar mis excusas).
En primer lugar, tengo que decir que este mes me ha pasado mucho más rápido, supongo que tiene mucho que ver con que ya nos hemos ido acostumbrando y adaptando a la rutina (de verdad, cuando me he querido dar cuenta ya había acabado y tenía que volver a ponerme las pilas con el blog). Pero, para ser honesta, creo que el factor que realmente ha conllevado que este mes parezca que haya volado ha sido la formación a la llegada y conocer al resto de voluntarios por Finlandia.
Sinceramente, ni siquiera sé cómo expresar con palabras lo increíbles que fueron esos días. Tuvimos actividades formativas o reflexivas que tuvimos (relacionadas con los proyectos que hacíamos, las expectativas sobre el voluntariado, las diferencias y choque cultural, el youthpass, las clases de finés, las posibilidades para viajar por Finlandia, la resolución de conflictos...), algunas de las cuales, cómo exprese en las evaluaciones que hicimos, no me parecieron especialmente útiles porque nos hacían reflexionar pero realmente no nos daban herramientas o consejos para solucionar diferentes situaciones (como con la resolución de conflictos). Aunque, es cierto que en todo momento nos dijeron que si teníamos alguna necesidad concreta podíamos hablar personalmente y abiertamente con los monitores y coordinadores o mandarles un correo si en algún momento lo necesitábamos.
Pero, además de la parte sería un poco más aburrida a veces, teníamos diferentes opciones de actividades que podíamos elegir hacer en el tiempo libre si no querías simplemente quedarte descansando (tiro con arco, hacer una ruta en bici, kayak, escalada con bloques -se puede ver en una de las fotos-, caja laberinto). También fuimos a ver el Arctic Museum Nanoq (Pietarsaari) que era tan sorprendente como peculiar (tenían un montón de objetos e imágenes de todo tipo) y cuya visita fue muy personal al ser guiada por el propio fundador que había enfocado su vida en visitar y experimentar el ártico. Además de esto tuvimos dos sesiones de sauna el martes y jueves después de las 7 y todas las noches podíamos ir a una casa enorme de libre uso con diferentes salas en la nos dejaban bastantes aperitivos, bebida y juegos. Nos podíamos quedar hasta la hora que quisiéramos y la verdad que tuvimos noches fantásticas hablando, jugando a diferentes juegos, tocando música, bailando, disfrutando de la hoguera (el último día)...
En definitiva, hemos conocido a gente increíble con la que hemos conectado un montón en unos pocos días y con la que tenemos pensado hacer muchos planes a lo largo del año. De hecho, este fin de semana pasado hemos ido un grupo considerable al pueblo de dos voluntarios que nos invitaron a su festival de la cosecha. Básicamente hacían una fiesta en un granero enorme donde la gente llevaba comida y cenábamos todos allí juntos y luego hicieron juegos y una hoguera enorme fuera y pusieron música y bailamos toda la tarde-noche. La verdad que lo pasamos muy bien y fue genial poder conocer esa pequeña aldea de gente muy arraigada a la naturaleza, que se deja llevar por el momento y nos ha acogido tan bien (algo que, por si lo dudabais, cuesta un poquito en Finlandia) y también, sin duda, volver a pasar unos días con mucha de la gente que habíamos conocido y a la que ya echábamos de menos.