La Formación a Llegada-Layla Wood-SVE en España

02.04.2018 - 08.04.2018

De lunes por la tarde a sábado por la mañana Loïs y yo fuimos a Cóbreces por nuestra "On Arrival Training" (La Formación a Llegada).

Fue muy, muy intenso. Todos los días estaban organizados desde la mañana hasta la noche. Muchas formaciones, actividades y tareas. Me siento como si me hubiera ido allí un mes. 

Pero me divertí mucho. Hubo gente muy amable y hubo muchas actividades divertidas. Pensaba que estarían muchos italianos y alemanes en el training pero no fue así. Hubo solo otro alemán y tres italianos. La mayoría eran franceses. En realidad fue mejor para mí porque no se hablar francés y el alemán no quiso hablar en alemán. Me obligaron a hablar en español. Fue muy duro pero aprendí mucho. 

El Training fue en español en general. Estaba muy sorprendida porque entendí mucho más que pensaba. Sin embargo fue muy difícil y no entendí todo. Muchas veces necesité ayuda. Gracias a dios hubo muchas personas que pudieron hablar muy bien. Desafortunadamente soy una persona muy tímida y tenía un poco de miedo de hablar con estas personas. ¡Qué vergüenza porque mi español todavía es bastante malo! Pero poco a poco charlé con la gente (en español).

Mi día favorito fue cuando hicimos nuestra excursión a Santander. ¡Me encanta Santander y tomé muchas fotos! La ciudad, las plazas, la playa, el mar... todo era precioso. No tengo palabras para describir mis emociones. Pero son positivas. Empezamos con un recorrido por la ciudad. Fuimos al lugar más y pudimos ver toda la ciudad. Una vista muy bonita. Una cosa muy rara para mí fueron las escaleras mecánicas en la calle. En la mitad de la calle sin protección. Solo tengo una pregunta: ¿Qué pasa cuando está lloviendo?  No hay escaleras mecánicas en la calle en Berlín porque es muy llano. En comparación Santander es el monte Everest. 

 

Después tuvimos tiempo libre. Una chica quiso ver el Palacio Real de La Magdalena y esa fue la mejor idea del mundo. No tenía ni idea de que quería hacer y por eso fui con la chica y otras personas. No tengo orientación y para mi estar en una ciudad extraña es muy peligroso. Me gustó mucho el palacio. Pero lo que me gustó, más que otras, fue la vista. La vista era indescriptible. Tuvimos suerte porque cuando llegamos allí era atardecer. Pudimos ver el mar, la playa, la ciudad y detrás el sol. ¡Qué suerte!

 

Fue muy raro cuando llegamos a Gijón el sábado. Mi estancia aquí (en Gijón) fue como un sueño. Olvidé el trabajo, mis tareas, las clases de inglés y alemán incluso mi vida cotidiana. 

El sábado y domingo Loïs y yo ordenamos el piso. Ahora es nuestro piso y podemos hacer lo que queremos.