Fiestas, Conciertos y Kayak-Layla Wood-SVE en España

10.09.2018 - 16.09.2018

Vale, es inútil negarlo mucho más. Tengo que aceptar la verdad y la verdad es que España me ha cambiado, ha roto mi alma alemana. No soy la misma buena chica que llegó a Gijón hace seis meses. La persona que soy ahora es otra persona. ¿Una persona mejor? Seguramente no. Os voy a explicar: Dos cosas han cambiado en mi vida y mi carácter, cosas pequeñas pero como alemana cosas grandes: ¡Ya no veo si el semáforo está verde o rojo! Si no hay coches, cruzo la calle. Qué mala soy. Sé que en España eso es normal, cruzar cuando la calle está vacía, pero en Alemania ¡casi no hay nada peor! No sé qué voy a hacer cuando vuelva a Berlín... las abuelas me van a matar. Digo las abuelas porque para ellas no hay ninguna infracción peor en este mundo. No puedo contar las veces que una vieja me gritó por hacerlo.

Otra cosa es que siempre llego tarde. Ya soy casi como los españoles. No soy exactamente como los españoles porque ellos llegan como mínimo media hora tarde y yo llego de cinco a diez minutos tarde, eso es algo increíble para mí porque hasta marzo la puntualidad era algo importante en mi vida cotidiana. Sigue siéndolo pero he aprendido que no estoy en Alemania, sino en España y hay que adaptarse. Estoy muy orgullosa de mi misma. 

Bueno, eso es todo sobre mis sentimientos. Continuamos con la semana. ¡Qué semana! Salí por la noche tres veces: jueves, viernes y sábado. He dicho que ahora soy prácticamente una borracha pero quizás estaba exagerando un poco. Si fuera una borracha hubiera bebido mucho las tres noches pero en realidad solo bebí el viernes. Pero ¡bebí lo suficiente para los tres días! Madre mía, ¿qué me paso? Ya sé que me paso: Loïs. Le gusta cuando estoy borracha porque...

En realidad no estoy segura por qué le gusta. Solo sé que le gusta cuando estoy en esa condición y hace todo lo que puede para que beba un montón de alcohol. Es como su misión personal: emborrachar a Leili. Un buen amigo. Salimos por la noche con una amiga de León (Sarah) y con David. No hicimos nada especial pero lo pasamos muy bien de conversación y "¿qué prefieres?". Esta vez no bailamos sobre la mesa pero canté en la calle.

El sábado fuimos a Oviedo. Es San Mateo y durante dos semanas hay conciertos gratuitos. Vimos dos conciertos y no sé cómo describir la experiencia. El primer grupo era bastante bueno. Me gustó la música y al final me divertí mucho. Lo único que me molestó fue un grupo de chicas detrás de mí que estaban cantando con todo su fuerza. Cantando fatal. No pude aprovechar la música con esas "banshees". Otro concierto fue de una mujer (no me acuerdo de su nombre) y puedo decir con seguridad que nunca en mi vida he oído algo así. ¡Qué música más rara! No sé de qué género era y tampoco entendí las letras. El primer grupo era mucho mejor y eché de menos su música durante ese ruido. Menos mal que los "banshees" se fueron.

   

El domingo hicimos algo muy guay: El descenso del Sella. Era la primera vez que hacía algo así y me encantó. Era bastante difícil al principio pero después de unos kilómetros entendí que hacer y me divertí. Estuve en un kayak con Sarah pero desafortunadamente no íbamos tan fuertes como los dos chicos y por eso estábamos lejos de ellos. En realidad no era tan malo porque los chicos querían una guerra en el agua y nosotras no, entonces la distancia con ellos también significó seguridad.

 

Como el tiempo no era tan bueno no había tanta gente en el río y por eso, para pasar el tiempo, cantamos. Las únicas canciones que los dos conocíamos eran canciones de ABBA. Cantamos mucho Mama Mía y Waterloo. No teníamos vergüenza por los que nos vieron y tampoco cuando se rieron porque ¡lo pasamos muy bien!

Es muy triste que fuera el último fin de semana con Sarah. Se marchará a Bélgica en pocas semanas y hasta entonces no nos vemos más. Me divertí mucho con ella en las semanas pasadas pero no hace falta estar tan triste porque Bélgica está muy cerca de Alemania y ¡ahora tengo otra razón para viajar a Bélgica!