Episodio III: y entonces llegó ella-Javier Martín-SVE en Polonía

Que puedo decir de este mes de noviembre. La verdad que me vienen a la cabeza infinidad de adjetivos calificativos (tengamos en cuenta que los seres que habitan los EE.UU acaban de eligir como señor que manda a otro ser llamado Donald, por supuesto que se me ocurren una gran cantidad de adjetivos) para encumbrar este mes al top 1 de mi vida.

He podido realizar viajes...bueno...eeh...más bien hice uno, pero por narices me lo tienen que convalidar por primero de Indiana Jones. Mi viaje tuvo lugar por tierras nórdicas,con una gran cantidad de anécdotas que contar. Hijos míos menuda cantidad de nieve vimos caer por allí. Os acordáis de aquel planeta helado que aparecía en el "Imperio Contraataca",pues era exactamente lo mismo pero sin naves espaciales. Nuestro destino era la capital, Estocolmo, que por lo que se ve está bastante lejos; ya que para llegar hasta allì tuvimos que tomar 2 aviones, 2 buses, 2 trenes, ir en trineo tirado por Huskies y finalmente conducir el DeLorean. La palabra odisea se queda corta.

 

 El viaje estuvo plagado de grandes paisajes para recrear la vista. He de decir que me confieso como un gran amante de la novela negra sueca donde tan inteligentemente describen esos campos y bosques congelados. A medida que recorríamos kilómetros miraba por mi ventana y contemplaba alucinado el grandioso e inhóspito entorno y por más que lo intentaba, no podía dejar de pensar que en aquellos lagos gélidos tenía que haber con total seguridad un par de cadáveres.

He de decir que en este viaje me acompañaron dos andaluces Natalia y Fran y una de Cuenca, Bea, voluntarios también y muy buena gente debo decir. Hasta el punto de traer provisiones al hostal donde nos alojamos sabiendo que estaba completamente prohibido. Como ya he dicho este viaje trajo consigo algunas anécdotas, pero de todas ellas me tengo que quedar con nuestro viaje de camino al aeropuerto, cuando ya nos disponíamos a regresar a Polonia. Y es que cuando menos te lo esperas todo se puede ir a la mierda. Empecemos por el principio. Desde el primer momento todos disponíamos de tickets de tren para volver al aeropuerto...bueno mejor dicho, para volver a un pueblo de la tundra siberiana de donde Stephen King debió sacar más de una idea para su novela "El Resplandor". Y es que pudiendo sacar un ticket de bus directo al aeropuerto (porque existía) tuvimos la brillante idea de elegir hacer una escala en un pueblo, cuando en la calle estábamos en plena Glaciación del Pleistoceno. La idea era llegar hasta allí en el tren y disponernos a comer tranquilamente bajo cubierto en una afable y hogareña estación de ferrocarriles suecos. Pero... ¡ay amigos!, ¿Qué ocurrió cuando llegamos al lugar?, que la estación estaba cerrada,chapada,clausurada, trancada,close....el acabose vamos. Y en esas que nos vimos en medio de la nada con nuestra comida en bolsitas de plástico por mortaja con -10 grados en la calle y unos -800 de sensación térmica. Creo que vi incluso al grajo ir andando.

 

Y llegué a Polonia, no sin echar de menos las tres falanges de mis dedos pérdidas por congelación y un cuarto de mi oreja izquierda.

Pero el mes continuó y siguió su rumbo sin llamar mucho la atención, hasta que a finales del mismo, cuando creía que mi vida no podía ser mejor, algo maravilloso me sucedió. El motivo por el que sitúo este mes el top 1, el motivo por el que cada día sonrío y soy jodidamente feliz....tan feliz que hay días que me doy hasta asco de lo feliz que soy, un motivo en femenino, un motivo llamado Aleksadra.

Javier Martín Domínguez. Łódź.Polonia.