El final se acerca-Manuel Acón-SVE en Malta

El final se acerca. El reloj empieza a correr para atrás. Así que me hallo inmerso en esa vorágine tratando de explicarme a mí mismo qué está significando esta experiencia y qué secuelas emocionales me dejará.

En los últimos meses mi trabajo ha estado únicamente dedicado  al desarrollo de un proyecto para trabajar la sexualidad con personas con diversidad funcional "Myself, My body; Safe, healthy, happy". Lo cual está siendo todo un reto a nivel personal y profesional. No por tratar de adaptar  ideas o conocimientos a un contexto determinado y unos usuarios específicos, sino por hacerlo en un idioma que aun no dominas con la misma fluidez y agilidad que el propio, y más aún cuando se trabaja con un vocabulario más técnico o preciso.

Es toda una victoria personal verme conseguirlo y observar cómo, con sus más y sus menos, el proyecto se está desarrollando, y saber que mi presencia en esta organización sirvió para algo más de lo que principalmente se me exigía. Porque siento que estoy dejando una semilla, una nueva idea y posibilidad de trabajar sobre algo que hasta el momento nunca antes se hizo en Malta; sexualidad y discapacidad, al mismo tiempo que de una manera transversal sigo aprendiendo y creciendo.

Y mientras que ocupo prácticamente todo mi tiempo de trabajo en esto, el resto de tiempo libre que me queda lo invierto en viajar, leer, aprender inglés, hacer deporte y aprovechar los últimos coleteos que el sol y el buen tiempo nos brindan con los demás compañeros y compañeras. Porque pronto, el frío volverá a hacerse un hueco en esta isla, los barcos se recogerán, los días serán más cortos y tendremos que cambiar la toalla y la playa por el hogar y las cafeterías. Lo cual me hace recordar mis primeros pasos sobre estas calles, y me vuelve la mirada de nuevo al inicio, sólo que está vez será el final.

Pero todo final también lleva implícito un nuevo principio. Y el sabor agridulce con el que saboreo estos días me hace sonreír y llorar al mismo tiempo. Echar la vista atrás y sentirme afortunado por el conjunto de casualidades que hacen de estos meses un recuerdo imborrable. Hablo, no sólo del proyecto educativo por el que quise venir aquí, que también, sino de todo lo que hemos creado alrededor de él. "Malta son las personas con las que lo compartes" me decía hace unos días un ex voluntario con el que compartí todo este tiempo y que ahora hace su vida en otro lado lejos de aquí. Y yo he tenido la suerte de haber disfrutado de un grupo en el que la camaradería y el entusiasmo por estrujar hasta el último segundo de esta experiencia estaban a la orden del día.

Aunque también me ha tocado -casi como una metáfora de la vida- despedir a muchos de éstos. Sin embargo, y sacando la lectura positiva, no siento como una pérdida saber que ahora las personas a las que admiro y quiero estén lejos de mí, sino como una oportunidad para seguir viajando y recordar, con el paso del tiempo, que un día hicimos tal o cual cosa en aquella isla y fuimos inmensamente felices y que, sin duda, estaremos dispuestos a seguir siéndolo, aunque ya no estemos rodeados del mismo atrezo.

En esto está consistiendo mi experiencia; aprender. Mirar con extrañeza a nueva puertas y con ilusión a viejos recuerdos. Crecer. Crear nuevos comienzos con ilusión. Estar más cerca de la persona que luchas por llegar a ser. Sorprenderte a ti mismo. Caer, fracasar, sonreír. Llorar, decir adiós, enamorarse. Trabajar, esforzarse, sentir el mar. Descubrir que hay alguien más dentro de ti. Asustarte, abrazar, volver a empezar.

Entender que sólo uno mismo es responsable de sus pasos. Y sonreír, al  ver que te han llevado hasta donde hoy estás, porque las vistas son maravillosas y todos los caminos siguen abiertos.

   

   

 

Manuel Acón