Me quedan 2 semanas antes de terminar este proyecto en el que me embarqué hace nada más y nada menos que 11 meses. Por un lado no lo veo real, por otro ya está todo el mundo preocupado porque nos vamos. Y es que, aunque es difíci abrirse paso en esta cultura, hemos llegado a ser parte del pueblo, compartido buenos momento e incluso penas. Pero bueno, antes de ponerme ñoña, para eso ya tendré tiempo en el siguiente blog, hace tiempo que quería hacer una entrada hablando de la cultura finesa, curiosidades y anécdotas.
Quiero dejar claro que siempre hay excepciones a todo y que por supuesto hablo de la realidad que yo vivo, en una zona rural en la mitad norte del país. Tampoco estoy haciendo una valoración negativa, son observaciones.
Lo primero que me llamó la tención cuando llegué fue el tema del espacio personal. Estar a menos de dos metros si no tienes confianza (se necesita meses para eso), una razón justificada (espacio reducido) o estar en una sauna, se considera una situación muy violenta. Recuerdo tocarle el brazo mientras hablaba a una chica que trabajaba aquí, unos 3 meses meses depués de llegar, y que poco más y salta haca atrás de la impresión.
Los saludos y despedidas tampoco son habituales en todo el mundo. Es normal que alguien que trabaje en tu mismo edificio tarde semanas en darte los buenos días, entre 3 y 6 meses si además esa persona no necesita tener contacto contigo o le da vergüenza hablar inglés. Por supuesto existe gente extraordinariamente habladora, como en todos los lados, pero son raras excepciones y para qué engañarnos, la mayoría de las veces son mujeres. Me sé de varias personas a las que veo a dario que tardaron 9 meses en decirme "hola".
No estilan a expresar los sentimientos. Hay gente que no ha dicho en su vida "te quiero" ni a sus propios padres. Según me han contado, no estaba bien visto en muchas familias hasta hace no tantos años. Tampoco es algo que se estile en relaciones de pareja. Algo así como "me siento muy, pero que muy agusto en tu compañía" es una declaración de amor en toda regla.
Les gustan las reuniones familiares: graduaciones, confirmaciones, días del padre y la madre... La familia se reune para comer,tomar muchos cafes y bollos, pero eso no significa que lo hagan todos juntos y a la vez. Se van haciendo turnos o la gente va llegando a su ritmo. En un evento de 13h a 16h, se entiende que la gente ya irá llegando y sentándose a comer, un poco a su aire o en pequeños grupos. Igualmente, se van marchando de forma escalonada y lo de decir adios, al igual que hola, tampoco se hace siempre. Se avisa al anfitrión/a y punto. Es decir, no lo hacen con maldad o desprecio, simplemente no le dan importancia a eso.
A los y las niñas se les cuida pero no son de porcelana. Corren, juegan, saltan, se ensucian y también se dan algún golpe. Si no pueden dormir bien adentro, se saca el carrichoche a dormir a la calle para que tengan aire fresco. ¡Y tan fresco! Como que llevo 9 meses encargándome de dejar durmiendo a uno de los peques en la calle. El límite está en -20 grados para no hacerlo. Os juro que he tenido pesadillas con que se me olvidaba el crio fuera.
Hay mucha conciencia y sentido de la autonomía, la responsabilidad y la propiedad ajena. Puedes perder algo que estará ahí cuando vuelvas a buscarlo. Los y las niñas se visten solos desde los 2 años, recogen sus propias cosas o te avisan si algo sucede.
Tienen jornadas laborales con horario continuo y unos 30 min para comer. Entre semana comen en el trabajo o cerca. Creo que por eso la mayoría de la gente come muy deprisa, no esperan al resto para empezar a comer y aunque sea una fiesta se levantan en cuanto terminan, sin importar que alguien no haya terminado o se quede solo.
El alcohol y los juegos de azar están por todos lados. No es raro que alguien con quién sales de fiesta te deje un rato para ir a la tragaperras.
La mayoría de la población religiosa es luterana, también hay muchos ortodoxos y en mi área hay una secta que prohíbe a sus integrantes tomar alcohol, ver la televisión o usar preservativos. Por ejemplo, una de las cadenas de supermercados más famosas del país no venden alcohol o condones por ese motivo.
Por supuesto, cómo no mencionarlo, adoran el café (hay quien se bebe 6 tazas diarias), los arándanos y la sauna es un pilar básico en esta cultura. Todo el mundo tiene una sauna en casa o en el bloque de vecinos que puede reservar una hora a la semana. Eso, junto a escaparse a una cabaña con una chimenea es de las tradiciones que más me gustan.
Aquí os dejo una foto de mi última recolección de arándanos, a los cuales empiezo a ser adicta yo también. Y es que, crecen en cualquier trozo verde que veáis. Mucha gente aprovecha esta época para hacer acopio de distintos tipos de frutos del bosque, de cara a un invierno que se siente eterno.
Os podría contar mil cosas más pero necesitaría un libro jeje.
Nos leemos pronto, en en mi última entrada supongo. Heippa hei!