Dos semanas en casa con mi familia-Lilli Martin Dominguez desde Gijón

Estuve en Alemania dos semanas para pasar la Navidad y el Año Nuevo con mi familia, lo que también significó que no tuve que cocinar para mí durante dos semanas.

Volé a Alemania para ver a mi familia el 19 de diciembre y me pasé todo el día deseando por fin volver a verlos a todos. Cuando llegué al aeropuerto de Alemania y me recogieron mi hermana y mi novio, sentí como si nunca hubiera estado lejos.

Me alegré mucho de volver a casa y me reuní con mis amigos al día siguiente. Una de mis amigas solo vino a casa por Navidad porque está en Francia trabajando de au pair.

 

Hice muchas cosas durante las dos semanas, porque por fin pude volver a conducir mi coche a todas partes. Fui al cine con mi novio y nosotros también fuimos a patinar sobre hielo con mi hermana y de compras a Dortmund (una ciudad más grande cerca de mi casa).

       

En Alemania celebramos la Navidad el 24 de diciembre y recibimos regalos por la noche. Yo pasé el día con mis padres y mi hermana. Para mí es más bonito hacer regalos que recibir algo yo misma.

Luego pasamos los siguientes días festivos con el resto de la familia y fue muy agradable. No salí a celebrar Nochevieja, sino que me quedé en casa con mis padres, comimos juntos y tiramos fuegos artificiales a medianoche, aunque hacía frío y llovía un poco.

 

Pero el 2 de enero tuve que volver al aeropuerto y, a decir verdad, no me resultó fácil volar de vuelta a España. Las últimas semanas antes de volar a Alemania, me sentí muy sola, porque todavía no tengo amigos en Gijón y a menudo sólo me quedo en mi cama. En Alemania tengo a mi familia, mi novio y mis amigos y casi nunca estoy sola. Cuando volví a España, lloré mucho porque ya extrañaba mi casa otra vez. Pero también es un poco culpa mía por sentirme sola en Gijón, porque no hablo mucho con otras personas y no me atrevo a preguntar a nadie si podría hacer algo juntos. Así que me he propuesto hacer algo al respecto este año.

No todo es siempre tan fácil como uno se imagina. Antes de empezar mi voluntariado, pensaba que sería fácil, pero estar tan lejos de casa, en un país diferente, con otro idioma y sola no puede ser tan fácil y eso es normal. Así que es completamente normal si no siempre eres feliz. Hay días en los que vives muchas experiencias y eres feliz, pero también hay días en los que echas mucho de menos tu casa, sobre todo si te vas al extranjero nada más acabar el bachillerato, a los 18 años, como hice yo.