Primero de todo, darte la bienvenida a mi blog, y presentarme como es debido; Soy Carlos, un chico de Avilés de 26 años, y que hace ahora aproximadamente 4 meses decidí irme a otro país y embarcarme en el mundo del voluntariado, tras llegar a un punto muerto en mi vida en el que no sabía por dónde seguir.
Entiendo que si estás leyendo esto, lo más probable es que hayas decidido hacer lo mismo que yo, ya sea por el mismo motivo o por otro diferente, pero lo importante es que tu cabeza ya ha hecho ese click, y ya no hay vuelta atrás.
Por ello, quiero contarte un poco como ha sido mi experiencia hasta ahora, y cómo serán los meses que me quedan aquí:
Todo comenzó el verano pasado, cuando tomé junto a mi pareja Laura, la decisión de irnos juntos a hacer un voluntariado, y gracias a una amiga encontramos la inestimable ayuda de Nanús, dentro del CMX, que nos contó todo acerca de lo que íbamos a tener que hacer, y las dificultades que conllevaba buscar un destino en pareja para realizar el Servicio de Voluntariado Europeo (SVE de aquí en adelante), comenzando porque tenían que tener dos plazas, tenían que aceptar a personas de la misma nacionalidad, y además tenían que aceptar que fuésemos pareja.
A partir de aquí, si ya has comenzado a buscar todo esto te sonará bastante familiar: Hacer el Europass, escribir las cartas de motivación, seleccionar los destinos y las tipologías de voluntariado...
Fue bastante complicado, efectivamente como nos había avisado Nanús, no fue nada fácil encontrar una oferta donde nos aceptasen a los dos juntos. Pero tras realizar bastantes entrevistas, y ya reducir los filtros al mínimo, nos contestaron de una, diciéndonos que les parecía bien que fuésemos pareja, que podía aportar una visión diferente a lo hecho hasta ahora. Cuando leímos sobre el voluntariado, lo primero que vimos fue el destino: "... ¿Bolzano?". Bueno, al menos sabíamos que era en Italia, y viendo las fotos tenía pinta de ser un sitio espectacular, rodeado de montañas, en medio de los Alpes y con muchísima naturaleza. Y además, la descripción del voluntariado, gestionado por una asociación llamada Volontarius, era muy variada y nos encajaba mucho con lo que buscábamos, por lo que, tras darle unas cuantas vueltas, decidimos hacer caso al destino y aceptar la oferta.
Los días siguientes todo sucedió muy rápido, y cuando nos quisimos dar cuenta, maletas en mano, nos estábamos dirigiendo a esta pequeña ciudad en el norte de Italia.
Los primeros días allí, fueron un poco complicados, hacía bastante frío y la gente y los horarios se acercaban mucho más al estilo alemán que al italiano, puesto que Bolzano se encuentra cerca de la frontera y hay bastante mezcla de estas dos culturas. Pero la calidez de nuestras compañeras de piso, Paula (madrileña) y Valentina (medio italiana medio americana), junto con la gran acogida de los operadores en la mayoría de proyectos en los que empezamos (al haber varios, comenzamos haciendo una rotación entre todos para después poder ver cual nos encajaba más), lo hicieron mucho más fácil. Aquí os dejo un pequeño video resumiendo este comienzo (Video adjunto):
Los diferentes proyectos iban desde un mercado solidario para que gente con pocos recursos pudiese tener mejores productos (Emporio Solidale), una casa de acogida para menores extranjeros no acompañados (Casa Rossa), dos grandes casas de acogida para familias, menores, adultos en riesgo de exclusión, etc (Casa Conte Forni y Lemayr) y un taller de música, arte y otros ámbitos para chavales que habían tenido problemas legales de algún tipo o vivían en la calle, para que pudieran encontrar un nuevo objetivo o tener un lugar al que acudir (Streetwork).
La casa en la que vivimos es bastante grande y tiene de todo (excepto horno, el cual confío que nos den en breves, para que cuando llegues puedas tenerlo a tu disposición...), y si utilizas la bici llegarás rápido a todas partes. Sí no... la verdad que la casa se encuentra en una zona no muy buena y bastante alejada de todo, y además los últimos autobuses para volver a casa terminan sobre las 21.30, sin tener búhos ni ninguna otra opción....
El mayor problema que tuvimos fue adaptarnos a los horarios, las temperaturas (bastante extremas para un asturiano; incluso ahora en Verano, que es cuando estoy escribiendo esto) y al ocio, muy diferente al de España, ya que claramente este no es tu sitio si lo que buscas es fiesta y vivir el mundo de la noche. Pero es una ciudad preciosa, totalmente rodeada de montañas, en la que mucha gente se mueve en bici (espero que te guste si tienes pensado venir, ya que es el medio de transporte más cómodo y rápido, con muchísimos carriles bici, que van a la vera del río o por el centro de la ciudad, y son espectaculares), bastante tranquila, con mucha gente joven de todas partes, tanto estudiantes como voluntarios, y con una mezcla de cultural del todo curiosa. Además, tiene tres funiculares, que podemos coger gratis cuando queramos gracias al permiso de transportes de los voluntarios, y que te llevan a pueblecitos en lo alto de las montañas, donde hay unas vistas increíbles (como os dejo al final del post).
Tras asentarnos un poco en la ciudad, decidimos aprovechar los fines de semana para viajar y conocer los sitios increíbles que nos rodeaban, tanto las zonas más naturales, como lagos y montañas, como ciudades icónicas que teníamos muy cerca, como Bolonia o Venecia.
(Lago di Carezza, a 50 min en autobús de Bolzano)
Y para ese entonces, ya llevábamos casi un mes por aquí, se acercaba el momento de elegir los proyectos en los que íbamos a trabajar y de empezar a conocer a los otros voluntarios que vivían por aquí.
Pero eso ya lo dejamos para el siguiente blog... ¡Nos vemos pronto!