El mes de agosto empezó muy bien pasando un finde en Berlín con unas amigas. Yo me quedé un día más, porque el lunes siguiente no trabajaba, así que tuve algo más de tiempo de explorar la ciudad sola y quedar con amigos que tengo allí. Cada vez que voy a Berlín me siento muy contenta y entusiasmada. Es una ciudad con muchísima vida, incluso en tiempos de coronavirus. El ambiente te invita a sentirte muy libre y a ser tú misma.
El broche final del mes fue la excusión a la "Suiza Sajona" con la organización. Fuimos de senderismo por estas "montañas" (no son muy altas, pero como todo es plano por aquí, resaltan bastante) y nos quedamos una noche en un hostel muy majo. Tuvimos por fin tiempo de conocernos más entre nosotros. Nunca habíamos tenido la oportunidad de verdaderamente conectar, ya que solemos vernos todos solamente en las reuniones mensuales y poco más, pero esos dos días lo pasamos muy bien todos juntos.
Fue un mes de bastante calor, aunque nunca superando los 35 grados. El resto del tiempo ha transcurrido como anteriormente: mercadillos, visitas al lago, Küfas, quedar en el parque con amigos, noches de cine al aire libre y en casa de amigos, etc.
En definitiva, ¡muy contenta aunque con miedo porque el fin de mi voluntariado se acerca y no quiero pensar en ello!