Aún recuerdo los dos festivales de primavera que hicimos para despedir el invierno y dar la bienvenida a esta. Uno de ellos con algunas familias en un lugar idílico en el medio del monte y otro más privado en nuestra casa, ambos a los lados del fuego y esperando fuertemente que llegara el calor y el sol.
Sin embargo, el calor no ha llegado; el sol tampoco. Pero eso no es un impedimiento para seguir haciendo planes y seguir yendo a andar, correr, ir en bici, investigar nuevos lugares o coger la tienda y el saco de dormir e ir a dormir a algún lugar perdido en el monte. Incluso he aprendido a conducir un tractor, o como lo llamamos en Galiza, un "chimpín"!
Lo que sí nos dió abril fue la vuelta al cole de nuevo. Apagamos nuestros ordenadores y pasamos de vernos tras las pantallas a poder abrazarnos, jugar y aprender cuerpo a cuerpo. No era consciente de lo mucho que lo necesitaba y de lo que me gusta estar en la escuela y ver a las niñas y niños disfrutar y ser felices aprendiendo a su propio ritmo.
Este mes nos hemos acercado bastantes veces a Brno para tocar música en la calle o en algún parque del centro. No soy muy de ciudades y Tisnov me gusta demasiado pero últimamente le estoy cogiendo cariño a Brno. El pero está en que para unas horitas está bien, pero no más. Los ritmos de las ciudades y estar rodeada de mucha gente agota bastante.
A pesar de que hemos conocido mucha gente random que te regala flores, que se nos une a tocar o simplemente estar y escuchar, suena en mi cabeza la canción esta del anuncio de Navidad: "Vuelve, a casa vuelve... Por Navidad". Solo que en este caso es cada uno de esos días en los que paso a ser un poco urbanita.
En fin, que abril ha volado, literalmente. Y los colores del paisaje que nos rodea, de un día para otro, también ¡Y ya estamos pensando y programando nuestro verano!