Hola a todos,
Sé que el mes de abril empezó bastante frio en España y aquí no es menos pues tuvimos unos días de nieve. Cuando me imaginaba la Costa Azul pensaba en sol, playa y vacaciones, pero vivir en la montaña es diferente. Aun así, he de decir que me encanta ver nevar mientras estoy junto a una chimenea y una buena taza grande de café para empezar el día.
Como os conté en la entrada pasada, este mes he empezado a recibir al público los fines de semana así que he tenido que obligarme a utilizar mucho más el francés. El primer día estaba muy nerviosa y no sabía si iba a poder responder a todas las peguntas que me hicieran o siquiera si podría entenderlos bien, pero la verdad es que no ha estado nada mal. Mentiría si os dijera que todo fue sobre ruedas, pero en realidad la gente es más paciente de lo que me esperaba y muchos me felicitaron por mi pronunciación y por atreverme a aprender un nuevo idioma y eso levanta mucho los ánimos. Además, este mes ha venido otro chico francés que está haciendo su servicio cívico aquí por 5 meses y una de sus tareas es ayudar con la bienvenida del público; siempre viene bien una ayuda.
Por otra parte, ya está aquí la temporada de bodas, y os preguntareis, ¿qué tiene que ver eso conmigo? Vivo en un sitio que sirve como centro de estudio y conservación de la naturaleza, pero todos sabemos que es difícil vivir solo de eso así que, además se pueden alquilar ciertas estancias del centro para realizar actividades y eventos con distintas temáticas como son cumpleaños, el recibimiento de grupos de scouts, seminarios, conferencias, o bien simplemente quedarse aquí unos días para disfrutar de unas vacaciones en la naturaleza. Entre estos eventos están las bodas.
Hay mucha gente de diferentes partes de Francia y del mundo que quiere casarse en el sur del país y cuando vienen aquí quedan enamorados y no me extraña. De aquí a octubre habrá por lo menos una boda fijada cada semana así que tuvimos que montar la marquesina para las bodas; esto nos llevó dos días entre 14 personas.
La primera boda fue el día 30 de abril. La marquesina esta justo al lado de mi ventana y ya os puedo adelantar que se me hizo difícil dormir del tirón esa noche. Pusieron varias canciones en español que no pueden faltar en ninguna fiesta como son danza kuduro, la macarena y despacito.
Cambiando de tema, este mes recibí una visita muy especial; vino mi novio, que ya hacía 3 meses que no nos veíamos. Solo estuvo aquí unos días, pero los aprovechamos bien y fuimos a conocer varios lugares de la zona. Para empezar, fuimos a Antibes, una de mis ciudades preferidas por aquí. Paseamos por la costa y fuimos al museo de Picasso, quien vivió y trabajo aquí durante una temporada.
Pasamos un fin de semana en Niza, una ciudad con mucho movimiento y cosas que hacer, parece imposible aburrirse aquí. Por la noche fuimos a un concierto y salimos de bares, y durante el día nos pasamos por el famoso Mercado de las flores, donde compré unos cuantos regalinos para gente de España. Como su nombre indica, venden flores y plantas en general, pero, aparte hay puestos de comida, de especias, jabones, souvenirs, cuadros, etc., casi todo hecho artesanalmente. Si venís a Niza es una parada obligatoria. También recorrimos unos cuantos museos; compramos una entrada de 15 euros por persona que nos valía para entrar a unos 8 museos, una muy buena oferta ya que por separado la entrada a cada uno es de alrededor de 10 euros.
Hay muchos museos y no nos dio tiempo de ver todos los que queríamos. Fuimos al de Marc Chagall, al Musée d'Art Moderne et d'Art Contemporain, al Muséum d'Histoire Naturelle y, a mi favorito, el Musée des Beaux-Arts, dónde había una exposición de Mossa, un artista nicense que no conocía pero que me encantó.
Al atardecer subimos al Parque de la Colina del Castillo de Niza, desde donde se puede admirar una vista maravillosa de la ciudad.
¡Este ha sido mi resumen del mes de abril, hasta la próxima!