El trabajo lo firman Ernesto Lois y Juan Antonio Alvarez García, de la Fundación Centro Español de Solidaridad Proyecto Hombre, una organización no gubernamental dedicada a la atención de drogodependientes. El estudio examina los casos atendidos en el Tratamiento de Adicción a la Cocaína (TAC) de esa oenegé en Asturias, a partir del balance de los años 2008 y 2009. Así, el perfil corresponde con el de un varón residente en Asturias y de 30,7 años. La edad ha bajado en el 2009 con respecto al ejercicio anterior, aunque la media de los que acuden al tratamiento tiene entre 27 y 34 años.
En general, está soltero, y entre los que han formado una familia, más de un tercio han roto con su pareja (el 39,8% de ellos). El usuario tipo del TAC tiene tres hermanos y, los que han tenido pareja, tienen un hijo que vive con ellos o está a cargo de su madre.
Con respecto a los estudios, ese usuario tipo ha obtenido el título de graduado escolar (el 87,4%) y abandonó los libros a los 18,1 años porque quería empezar a ganar dinero y no le gustaba estudiar. A esas alturas ya consumía alcohol y hachís. La edad media en la que comenzó a trabajar es la de 17,5 años y más de la mitad (57,3%) mantiene la actividad laboral cuando comienza su proceso de rehabilitación. Su trabajo principal se sitúa en el sector de la construcción, en el caso de los varones, y en la hostelería y el comercio, en el de las mujeres.
El estudio indica que ese usuario empezó a consumir "por estar en la movida y para pasarlo bien y no aburrirse", es decir, por razones vinculadas al ocio. A la cocaína llegó a los 19,7 años y, antes de intentar rehabilitarse, ya había estado 4,4 años enganchado a esa droga. La consume esnifándola y no con jeringuilla. Ha sido también adicto a la cocaína, el alcohol, el hachís y en menor medida el éxtasis y el speed. La mayoría (un 60,5%) nunca antes había intentado dejar las drogas con ayuda profesional.
Casi un tercio de los que llegan al TAC no tiene un reconocimiento claro de su problema. Los primeros seis meses de tratamiento son fundamentales y en ese periodo, uno de cada cinco de los que no llegan concienciados abandona. De los que siguen, un 64% logra el alta terapéutica. Los que tienen más posibilidades de desengancharse son los que llegan al programa enterados de los perjuicios que conlleva su hábito. Un 47,5% de ellos supera esos primeros 6 meses.