Así, no resulta extraño que algunos artistas sigan aludiendo al espíritu romántico para ahondar en sus búsquedas éticas, estéticas o conceptuales, desarrollando ideas y acercándose a ciertos ideales. Es el caso de Lucía Rivero, que ayer presentó en el Conseyu de la Mocedá de Gijón la videoinstalación ‘El perro romántico', uno de los dos proyectos galardonado con el X Premio Astragal. El otro es de Cristina Ferrández Box, cuya obra ocupará la sala al finalizar la exposición actual. Esta es la primera individual en Gijón de Lucia Rivero, que actualmente cursa estudios en el MA Fine Arts Byam Shaw de Londres, tras licenciarse en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Rivero también forma parte, con Cristina Pedreira, del colectivo ‘Producciones Cucas', que participó en los festivales asturianos Arenas Movedizas, Óptica Festival y Arte en la Calle.
La muestra de Lucía Rivero consta de once televisores que, de modo secuencial, describen un paisaje panorámico con distintas localizaciones y sentidos narrativos, juegos de paradas y activaciones y metáforas de posicionamientos. Se trata, en fin, de plantear dos clases de ‘romanticismos', el contemplativo y horizontal, y el dinámico, que se visualiza en otras lecturas. Un trabajo inteligente e intrigante donde laten guiños a Friedrich, a Goya, a la estética de Stanley Kubrick en la película ‘2001. Odisea en el espacio' o a las ideas del filósofo esloveno Slavoj Zizek y los cómics del norteamericano Daniel Clowes, entre otras referencias.
Multiculturalismo
La obra de Lucía Rivero entronca también con cierto multiculturalismo dialéctico, analizando la realidad mediante soluciones simuladas, digitalizando e interpretando la cultura que le rodea. Esa concentración que define el proyecto de esta joven artista aboga por el respeto a la naturaleza y por la tolerancia entre el ser humano y los animales, y se enriquece notablemente con un intercambio de matices visuales que enfrentan lo simbólico y lo real.
Son, en fin, apariencias y fantasías que se entrecruzan para configurar una especie de construcción ideológica y romántica. Por eso, quizás, la sala estará abierta mañana domingo de 17 a 21 horas, homenajeando a San Valentín y patentando sus propios principios.