Alquiler sólo para jovenes y enterados

Carla Zanfaño, Natalia Fernández y Antonio de la Cea muestran la llave del piso que comparten desde ayer
«Quiero vivir de alquiler y tengo poco dinero». Algo parecido proclamaron hace sólo un mes Carla Zanfaño (19 años), Natalia Fernández (21), y Antonio de Cea (25) en las oficinas que el Conceyu de la Mocedá tiene en la avenida de Manuel Llaneza. No se conocían entre sí, pero los tres arrastraban una experiencia común: estaban hartos de vivir con los padres o pagar sufridas rentas por pisos destartalados mientras veían cómo otros amigos suyos gozaban de viviendas nuevas o semi nuevas por sólo 120 euros al mes.
Ayer, ellos también se unieron a ese selecto grupo. Lo hicieron en medio de una muchedumbre de flashes «de la que nos habían avisado, pero que ha sido mayor de la que nos imaginábamos», admitía divertido Antonio, mientras negociaba con las féminas cuál será su nueva habitación. En su caso, el concejal de Vivienda, Francisco Santianes, optó por hacer una excepción y convocar a los medios de comunicación al acto de firma del contrato gracias al cual los jóvenes pasaron al Programa de Viviendas Compartidas.
Esta iniciativa cuenta con 17 pisos en los que con las tres nuevas incorporaciones conviven ya 49 jóvenes. Todos pagan una mensualidad de 120 euros, que incluye comunidad, agua y luz. «Antes era menos, pero luego en los pisos se daba algún problema con los chicos a la hora de dividirse los gastos», recordó Satianes. Para acceder al programa, los únicos requisitos son sumar menos de 35 años, ganar entre 376 y 916 euros al mes, y estar muy enterado.
Y es que pese al innegable atractivo de las condiciones y a sus nueve años en activo, el Programa de Viviendas Compartidas carece de una lista de aspirantes en espera. El motivo es que «no estamos promocionándolo constantemente», admite Jordán Suárez, presidente del Conseyu de Mocedá de Xixón desde 2005 y ex secretario general de las Juventudes Socialistas del concejo.
¿A quién corresponde esa labor de divulgación? Según relató Santianes, el Ayuntamiento se encarga de sufragar el acondicionamiento de las viviendas. Todas aprovechan las dependencias de las antiguas casas de maestros de El Llano (en la calle Eleuterio Quintanilla) excepto una, ubicada en la avenida de la Argentina. Una vez hecha la obra y amueblado el piso, «existe un convenio desde 2003 por el cual se las entregamos al Conseyu para que busque a los ocupantes», informaba Santianes.
Fruto del pacto surgieron modificaciones. Por ejemplo, en un principio los alquileres baratos estaban dirigidos exclusivamente a gijoneses, pero a petición del Conseyu se ha abierto a estudiantes Erasmus y jóvenes que llegan del continente a través de los programas de voluntariado europeo. Ello permite que «aunque la estancia máxima es de cinco años, hay mucha rotación entre los inquilinos», apuntaba Suárez, también presenta ayer en el acto de entrega de llaves.