«El médico debería asumir y alertar el consumo de drogas en niños y jóvenes»

Carmen Moya, ayer en el cogreso de `Socidrogalcohol`
«Perseguir la sociedad sin estupefacientes es ir detrás de una utopía imposible, y el peligro ahí es que acabemos distrayendo recursos»
La droga retrata a su usuario. Así, en una sociedad de consumo el cliente exige sorpresas, algo que también «obliga a los narcotraficantes a buscar nuevas sustancias». El análisis lo hace Carmen Moya (Valencia, 1952) porque esa presión vale también su reverso en quienes luchan contra la adicción. Para renovar conocimientos y ponerse al día sobre las últimas terapias, la sociedad científica Socidrogalcohol celebra en Oviedo un congreso al que están apuntados un millar de expertos. Moya abrió ayer las charlas.
-Lucha contra las drogas. ¿Cree posible la victoria?
-La desaparición total de las drogas es imposible. Hay muchos factores que inciden en su consumo y, por tanto, las soluciones policiales son importantes, pero solas no bastan. Perseguir un mundo sin drogas es ir detrás de una utopía, y si basamos las políticas en metas no realizables, corremos el riesgo de distraer recursos.
-El cannabis es ilegal y el alcohol no. ¿Es más dañino el primero?
-No. En el ámbito científico está ya superada esa división entre drogas duras y blandas. El daño que causan las drogas está condicionado a una vulnerabilidad genética muy desconocida: algunos, con muy poco consumo, pueden caer en adicciones y otros no. Al final, consumir es someterte a una ruleta rusa de incierto resultado.
-Vista esa equiparación, algunos reclaman que el Estado haga con el cannabis lo mismo que con el alcohol: controlar su suministro y reducir así el mercado negro. ¿Serviría de algo?
-El problema de la droga es global, así que actuaciones puntuales de un país no van a funcionar. Hace falta coordinarse con todos los países. Si me tengo que definir, diría que soy una persona respetuosa con la libertad de los demás, pero hay que subrayar el efecto nocivo del consumo, que es mayor cuanto más joven es el consumidor.
-Por eso usted y el consejero de Salud, Ramón Quirós, hacen un llamamiento a los médicos.
-Sí, sobre todo a los de atención primaria. Los médicos deben asumir que el problema del consumo existe y aplicarse en la detección precoz de consumos incipientes. Así podremos ir generalizando intervenciones breves...
-El consejero lamenta que «tenemos profesionales sanitarios que no quieren tratar al drogodependiente, porque entienden que no es de su ámbito». ¿Comparte la queja?
-Creo que debemos insistir en el mensaje: a veces el médico examina a niños y jóvenes buscando dolencias cuyo origen está realmente en el consumo frecuente de sustancias. Cuando se observa una creciente hostilidad o falta de concentración hay que contemplar esta posibilidad.
-Eso en cuanto a los facultativos. ¿Cuál es la autocrítica que hace la Administración?
-Precisamente acabamos de hacer una evaluación sobre los resultados que ha tenido la estrategia que nos planteamos para el horizonte 2000-2008. En materia de reducción de daños hay un éxito evidente, pero detectamos cierto fracaso a la hora de evitar el consumo de alcohol y otras sustancias en menores de 18 años.
-¿No es ese ya un hábito cultural?
-No para nosotros. El uso del alcohol en la cultura mediterránea está asociado a la comida, pero estamos importando ese 'atracón' de alcohol que viene de la cultura anglosajona. Los jóvenes se reúnen para beber, en plan botellón, cuando no hay mejor sustancia que la juventud para relacionarse.
-¿Cuál es la última sustancia que ha entrado en nuestras fronteras?
-Hemos detecado que ha empezado la importación de una droga de síntesis que proviene del mundo de la jardinería.