El director de Farmacología del Instituto Nacional sobre la Drogadicción de Estados Unidos (NIDA), Iván Montoya, ha estimado hoy que en dos o tres años estarán disponibles las vacunas para evitar la adicción a la nicotina y la cocaína.
Así lo ha comentado en una rueda de prensa previa a su conferencia en las Jornadas Nacionales de Sociodrogalcohol, que se celebran en Oviedo, a la que asiste un millar de especialistas, en la que ha explicado que ya han comenzado los ensayos clínicos para probar la vacuna contra la adicción a la nicotina.
Montoya ha valorado la contribución del programa de Recuperación Económica de Estados Unidos, que ha posibilitado llevar a cabo estas investigaciones.
Estas vacunas "secuestran" la molécula de la droga y no la dejan llegar al cerebro, según ha explicado Montoya, quien ha destacado que se está desarrollando "una mutación de la planta de tabaco", que producirá anticuerpos contra la nicotina y que es "poco costosa y natural".
La vacuna se inyecta en seis aplicaciones durante un año, con una duración variable y ha explicado que su eficacia necesita un sistema inmunológico bueno, por lo que no será eficaz por ejemplo en pacientes con SIDA o desnutridos, y además todos aquellos que vuelan a tomar la droga, se tendrá que volver a administrar la vacuna.
El director de Farmacología del NIDA ha indicado que en el futuro se podría aplicar esta vacuna a jóvenes que tengan "riesgo de convertirse en adictos", por lo que tendrá un efecto de prevención además de terapéutico.
La vacuna de la nicotina tendrá una eficacia entre el 30 y 35 por ciento y la de la cocaína será algo menor aunque será la única, ya que no existen fármacos para tratar esta adicción.
Los efectos secundarios que ambas vacunas pueden producir son erupciones y dolores en el lugar de la inyección y se pretende desarrollar otras para la heroína, la metanfetamina y la fenciclidina.