Los expertos hablan de exceso de datos y falta de formación
-¿A qué edad lo hiciste por primera vez?
-A los trece.
-¿Qué edad tenía ella?
-17.
-¿Usaste condón?
-No, ella tomaba la píldora.
La entrevista tiene lugar en un pasillo de un instituto de Gijón. Es una mañana cualquiera durante un cambio de clases, en un día de lo más cotidiano -exámenes a la vuelta de la esquina, fotocopias, ansias de verano...-. Hasta ahí todo normal, de no ser porque en esta semana dos medidas sanitarias sitúan a los jóvenes en el centro de la vorágine informativa. Por un lado, el anuncio de que la llamada píldora del día después se distribuirá en las farmacias sin necesidad de prescripción facultativa, y, por otro, la aprobación del anteproyecto de ley sobre el aborto, con el que, entre otras cuestiones, se permitirá la interrupción voluntaria del embarazo a las jóvenes de 16 años sin consentimiento de sus padres. El joven que contesta a las preguntas accede a desvelar algunos datos de su vida sexual, pero sólo facilita su inicial, I. Han pasado tres años desde que I., perilla incipiente y algo de acné, perdiera la virginidad y asegura que sigue practicando sexo con asiduidad. «Algo he aprendido desde entonces», dice. «Por ejemplo, que tengo que usar preservativo». Sin embargo no siempre lleva sus conocimientos a la práctica: «Cuando estás con el 'calentón' y no lo tienes a mano tiras pa'lante y luego pasa lo que pasa. Ella se asusta, nervios y entonces vamos al médico». Su actual novia, tres años mayor que él, ya ha recurrido a la píldora postocoital en cuatro ocasiones. Por eso opina que la nueva medida del Gobierno de dispensarla en las farmacias sin necesidad de que medie la opinión de un galeno «hace que todo sea más cómodo porque antes tenías que ir a pedirla y daba corte».
La historia de la novia de I. es similar a la de las otras 1.734 asturianas que el año pasado reincidieron a la hora de recurrir a la contracepción postcoital para evitar un embarazo, según datos del Servicio de Salud del Principado de Asturias. En total, 7.113 tomaron la pastilla, 22 de ellas menores de catorce años. Lo llamativo del resumen anual es que el mayor grupo de usuarias se encuentra entre los 20 y los 24 años, con 2.056 mujeres atendidas en los centros de salud para recibir esta píldora. Una cifra destaca porque se supone que es una franja de edad bien informada con respecto a la sexualidad y sus consecuencias. Los expertos no siempre están de acuerdo con esta idea. Ana Fernández Franco, de Astursex, centro sexológico responsable de los programas educativos que se llevan a cabo en los colegios e institutos del Principado, advierte de que «los jóvenes hoy tienen mucha información, pero poca formación».
Los chavales lo niegan: «Lo sabemos todo sobre el sexo», dice M., de 19 años. De hecho, los padres poco tienen que aportar en esta materia porque la experiencia -coinciden en señalar muchos de ellos- «está en la calle» y además «siempre tratan de poner frenos».