ALICIA ÁLVAREZ
Sería más sensato acercarse a los chavales sin prejuicios, sin presuponer cómo son

ALICIA ÁLVAREZ Hay gente que se mira el ombligo y hay gente que se mira los pies. Al menos eso deben de pensar desde el Conseyu de la Mocedá de Xixón, vista la campaña que acaban de poner en marcha en nuestra ciudad. Una estrategia propagandística que busca animar a los jóvenes gijoneses a votar el próximo 7-J en el Parlamento europeo, y que era recogida por este mismo diario el pasado jueves bajo el titular «A votar en pantuflas».

La iniciativa se inspira en la campaña que llevó a cabo el Ministerio de Vivienda en 2006 y que consistía en regalar unos playeros para promocionar el portal de búsqueda de vivienda de protección oficial específica para jóvenes denominado «Keli finder», es decir, buscador de casa en la supuesta jerga juvenil.

Pues bien, recogiendo este mismo espíritu, el Conseyu de la Mocedá ha decidido concienciar a los chavales de 18 años o más de la importancia del ejercicio, no físico sino del voto, con una zapatillas de ésas de andar por casa bastante similares, todo sea dicho de paso, a las que alguna vez nos hemos llevado todos de un hotel.

Y aunque es muy loable el esfuerzo que el Conseyu está realizando para animar al voto entre los menores de treinta años, cabe preguntarse si esta formula tendrá el mismo efecto entre los jóvenes gijoneses que ha tenido entre los medios de comunicación. Es decir, si el mensaje, a costa de querer llamar la atención y tener eco en la prensa, no se habrá terminado por quedar oculto entre tanto «marketing».

Y es que una de las cuestiones más interesantes de esta campaña, cuyo lema es «Europa vive contigo», es el razonamiento que la sustenta. Según sus responsables, la iniciativa quiere transmitir que las cosas que se deciden en Europa afectan a la vida cotidiana; de ahí que hayan elegido como símbolo las zapatillas que uno se pone cuando llega a casa. Hasta aquí, nada que objetar. Sin embargo, y miren que lo he intentado, aún no acabo de ver la vinculación que encuentran algunos entre la movilización juvenil y las extremidades inferiores. Debe de ser que se presupone a los jóvenes egocentristas, de esos que sólo se miran los pies, o ensimismados e introvertidos, de esos que no levantan la vista del suelo; condiciones imprescindibles para que este tipo de estrategias pudiera surtir efecto. Es decir, para que la imagen de sus pies resguardados del frío primaveral por las eurozapatillas les hiciera pensar en la importancia que tienen las elecciones europeas, o la de los playeros, en el acceso a la vivienda.

Y digo yo, ¿no sería más sencillo acercarnos a los chavales sin prejuicios, sin presuponer cómo son y qué es lo que les gusta? ¿No sería más efectivo acercarnos a ellos, no como jóvenes, sino como personas con derecho al voto y también a la información?