«El futuro de Asturias pasa por el trabajo de la mujer y más, en tiempos de crisis, en los que algunos piensan que deben volver al hogar o conformarse con trabajos a tiempo parcial, algo inadmisible. No podemos permitir que les afecte».
El presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, puso ayer el acento a la lucha de la mujeres por la igualdad sobre el empleo. Fue durante la gala institucional celebrada en el Auditorio Príncipe de Oviedo para conmemorar el Día Internacional de las Mujeres, una cita «cargada de simbolismo y de futuro» en la que el líder del Ejecutivo regional explicó ante decenas de asturianas de toda edad y condición que su incorporación al mercado laboral «es una necesidad objetiva para el desarrollo».
Como prueba de que lo que decía no era simple retórica preparada para la ocasión, Álvarez Areces precisó que «las mujeres han sido fundamentales en el crecimiento económico experimentado por Asturias» durante la última década: «Durante los últimos diez años, a pesar de que se mantuvo estable el número de habitantes, se han incorporado al ámbito de la población activa 84.200 mujeres y la tasa de actividad femenina aumentó en más de trece puntos».
Sólo en el último año, añadió, «Asturias fue la única comunidad española que creó empleo gracias a la incorporación de 8.100 mujeres». Por eso, «se encuentra en una posición más ventajosa» que en los 80 para superar la crisis. Y por eso «la sociedad asturiana tiene que reconocer el papel de la mujer» y «trabajar en lo concreto».
Y, para demostrar que sus propósitos no se quedarán en palabras, aseguró que el Principado está trabajando ya bajo con cuatro claves: la formación en el empleo, la capacidad emprendedora de la mujer, los incentivos a la contratación y las medidas que faciliten la conciliación de la vida laboral y familiar, una tarea a la que el presidente del Principado llamó a sumarse «a las Administraciones públicas y a las empresas».
Las peticiones fueron de doble sentido porque CC OO y UGT demandaron a los Gobiernos central y autonómico un «mayor esfuerzo en la aplicación efectiva de la Ley contra la Violencia de Género» y un impulso a los servicios públicos, fundamentalmente, aquellos relacionados con la universalización de la educación infantil y la aplicación de la Ley de Dependencia. Además, demandaron «la aplicación de las medidas recogidas en el ACEBA dirigidas a eliminar las desigualdades laborales por razón de género».
El director de la Agencia para la Discapacidad, Javier Antuña, aprovechó la jornada de buenos propósitos para pedir la presencia de más mujeres con discapacidades en la Administración y una norma que regule su acceso al empleo más allá de las cuotas que establece la ley.
«Seguir vigilantes»
Fue un día de homenaje a la «única lucha incruenta de la Historia», resumió la consejera de Igualdad, María José Ramos, la de «las mujeres por ser dueñas de su propio destino, sin pedir favores». «Habrá que seguir vigilantes para impedir que, en nombre de la crisis, se produzca un retroceso de nuestros derechos. El camino hacia un modelo de convivencia más justo y democrático está trazado y no hay marcha atrás».
La cronista de Oviedo, Carmen Ruiz-Tilve, recordó los tiempos en la que «las mujeres eran seres ocultos en las cocinas» o sólo «pasaban los hilvanes a los sastres», cuando «el maestro ganaba 1.900 pesetas y las maestra, 700», a Clara Campoamor y Dolores Medio.
Rosa Fernández habló de cuando vendió a sus dos socias su parte en el salón de belleza para dedicarse a escalar montañas y del montañero que, guiándose sólo por sus pasos, coronó tras ella el Everest.