Basta compartir un objetivo, una afición o un gusto para formar parte de alguna de las 1.018 asociaciones que existen en Gijón. Las hay reivindicativas, como las de vecinos; deportivas como el Sporting o el Grupo Covadonga, o culturales, como el Ateneo Jovellanos. Pero las más conocidas son sólo una gota en el océano de estas entidades ciudadanas que representan lo que Aristóteles ya afirmaba en el siglo IV antes de Cristo: «El hombre es por naturaleza un animal social».
En 2008, el registro municipal de asociaciones tuvo 45 nuevas altas, de las que un tercio correspondieron a entidades culturales, doce a sociales y ocho a educativas. Precisamente estas tres categorías son las que aglutinan un mayor número de asociaciones. Así, hay 296 deportivas, 290 culturales, 132 sociales, 63 cívicas, 57 educativas, 52 juveniles, 50 económicas y profesionales, 28 de mujeres y otras 50 que no se encuadran en ninguna de las actividades anteriores. Con estos datos, Gijón cuenta en la actualidad con una asociación por cada 271 personas.
Pero muchas entidades se quedan muy lejos de esta media. Es el caso de la Peña Los XII de canto timbrado español, cuyos doce integrantes se dedican a la cría de canarios para participar en los concursos de canto timbrado español. El entrenamiento de los pájaros consiste en alternar quince días de claridad con varios días de oscuridad para que los canarios se habitúen a cantar durante los veinte minutos de luz que dura la prueba. «El juez valora que los cuatro pájaros hagan una buena armonía. Para ello los canarios tienen que ser hermanos o medio hermanos», explica Felipe Varas González, que lleva 32 años criando canarios.
El club de tenis de mesa Gigia es una de las asociaciones deportivas menos numerosas. Sus veinte socios se reúnen en el colegio Lloreu para practicar un deporte que «es muy distinto a como se juega en la calle», explica Julio del Corral. En este sentido, el responsable del club señala que «hay gente que dice jugar muy bien y luego no nos hace un punto, porque el tenis de mesa es un deporte muy técnico».
Con apenas veinte miembros, la Big-Bang de Gijón despliega todo su saber interpretativo para tocar «una música muy particular que evoca la música americana de los veinte y los treinta», explica Alberto Castelló. El presidente de esta asociación cultural comenta que «la música no es difícil, pero tampoco es fácil», de ahí que la mayoría de sus integrantes proceda del conservatorio de Gijón.
Exposiciones curiosas
Más numerosas son la asociación de viudas Villa de Gijón, la asociación asturiana de modelismo naval y el Club Seat 600 Gijón, que reúnen a cerca de un centenar de personas. La primera se encarga de «ayudar a las viudas a salir del bache», para lo que organizan charlas con psicólogos y excursiones. Por su parte, las dos últimas celebran exposiciones con frecuencia en las que exhiben sus maquetas de embarcaciones y sus coches de colección.
Todas estas pequeñas asociaciones reciben del Ayuntamiento una cantidad de dinero o un local social para garantizar su supervivencia, aunque alguna entidad decide obtener los recursos por otros medios, como el pago de una cuota por parte de los socios.
Aun así, estas pequeñas asociaciones subsisten cada año como pueden, lo cual ya es todo un éxito tanto para ellas como para la ciudad y muestra la voluntad de los gijoneses por seguir siendo animales sociales.