«Hay jóvenes invisibles y por eso se ve mucho más a los chavales del botellón»

-¿Existe alguna fórmula mágica para incentivar la motivación?
-La fórmula mágica no existe, pero lo que más se puede parecer es conocer al joven que tienes enfrente para saber despertar su interés. No están acostumbrados a trabajar en grupo. Por eso es muy importante que los chavales se reconozcan en su territorio y que sepan trabajar con otra gente.
-Hay quien mira a «Abierto» con recelo porque les asocia a un cierto modelo de formalidad...

-Esa imagen responde al desconocimiento. Durante mucho tiempo hubo un discurso que vendía que Abierto iba a ir contra todo y en realidad no va contra nada. Sólo trabajamos para que haya más opciones. El que crea que por ir a Abierto tiene que renunciar a ciertas cosas como fumar o no volver a salir de bares en su vida tiene una visión completamente desvirtuada. Ese modelo es un cliché, un sambenito. Nosotros no juzgamos a la gente ni lo que hace en su vida. Las etiquetas no son buenas, y en este caso tampoco son reales.
-¿Qué planes tiene usted tras el relevo?

-Realmente no lo sé. Tampoco es algo inmediato. Yo lo veo como si fuera un hijo y aún estoy formando a las niñeras para que lo cuiden bien. Cuando eso ocurra, me gustaría que mi futuro laboral pasase por el trabajo con jóvenes en situación de riesgo o con mujeres, especialmente en tema de violencia de género, porque es un trabajo duro, pero muy gratificante. Pero yo necesito estar en contacto con la gente para trabajar. No puedo estar encerrada en un despacho haciendo papeleo.
-¿Tiene intención de quedarse en Gijón?

-Me gusta Gijón y me gusta Asturias. Es mi tierra. Si tuviera que irme me lo tendría que pensar. Algo que sí me gustaría, por ejemplo, es irme fuera una temporada corta de cooperante a Latinoamérica.
-Desde su experiencia, ¿se presta suficiente atención a los jóvenes desde las administraciones?
-Voluntad puede haber, pero los jóvenes tienen muchísimas necesidades. Los temas de empleo y vivienda son muy importantes, pero según las comunidades a las que te refieras igual es más importante la educación o una atención un poco más integral. La infancia y una parte de la juventud no votan, y a veces parece que son ciudadanos de segunda, cuando son ciudadanos con todos sus derechos. Pienso que hay veces que no se les tiene en cuenta. También es verdad que los jóvenes no siempre sabemos pedir lo que necesitamos de la manera adecuada. Somos un país de chigre. Nos quejamos en el chigre, pero no nos juntamos para proponer lo que planteamos. No sé si se presta la suficiente atención, pero sí creo que todo es mejorable.