-¿Sería un centro especial de empleo, como los de la discapacidad?
-Parecido, porque en los centros para discapacidad la plantilla se queda. Aquí no queremos eso, sino que la gente que ha estado en la calle, que está en exclusión, pase por un trabajo intermedio antes de insertarse en el mundo laboral.Será un trabajo tutelado.
-¿En qué consistiría?
-Estamos pensando en un centro de catering, que daría servicio a nuestros centros y también a Proyecto Hombre, que ha dicho que nos contratará. Aún es un borrador, pero quiero llevar la hoja de ruta al consejo que tenemos en junio.
-Y todo esto, ¿con qué recursos? ¿Con aportaciones de la gente?
-Esa es nuestra idea. Queremos afrontar nuestros proyectos con un 60% de fondos propios, para lo que impulsaremos un programa de socios, puesto que necesitamos muchos recursos. No queremos ser, como otras asociaciones, dependientes de la administración de turno. Nosotros queremos ser independientes para seguir trabajando como hasta ahora y, cuando toca, decir cosas que resultan incómodas. Queremos ser una voz libre.
-¿A pesar de pertenecer a la Iglesia?
-Cáritas es objetiva. Ninguna de nuestras denuncias es ideológica, sino que surgen de los informes que hacen nuestras bases. Lo que ven en la calle.
-No me malinterprete. Quería decir que si también van a ser críticos con la Iglesia.
-Cáritas debe serlo, en caso contrario, haría dejadez de sus funciones.
-¿Incluso le cantaría las verdades al arzobispo?
-Sí, pero es que en Carlos Osoro tenemos un apoyo incondicional.
-¿Son lo 'rojo' que le queda a la Iglesia?
-(Risas) Cáritas es una organización un poco diferente a las otras y por eso hemos conseguido que la sociedad, sea de cualquier signo, nos respete. Nuestros informes, que nos cuesta mucho trabajo elaborar, son tomados en consideración por eso, porque se sabe que trabajamos en serio y que decimos lo que pasa.